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Ante una eventual crisis electoral: las fuerzas armadas de Estados Unidos podrían intervenir en “un caso extremo”

Gobernadores y líderes militares han analizado el uso potencial de soldados -en servicio activo o de la Guardia Nacional- en las urnas o en caso de disturbios postelectorales.

AP (Charles Dharapak/AP)

Es una pregunta que los estadounidenses no están acostumbrados a ponderar en una campaña electoral presidencial: ¿Pudiera la votación, el conteo o la reacción posterior volverse tan caótica que las fuerzas armadas tengan que intervenir?

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La respuesta es sí, pero solamente en un caso extremo. No existe normalmente necesidad de que las fuerzas armadas tengan un papel en la elección. La Constitución mantiene a los militares en un espacio estrecho: defender el país de enemigos externos. El orden civil es dejado a la policía, pero existe una ley obscura, la Ley de Insurrección de 1807, que en teoría pudiera lanzar las fuerzas armadas a un papel policial. Adicionalmente, los gobernadores tienen la capacidad para usar la Guardia Nacional en emergencias estatales si es necesario.

Gobernadores y líderes militares han analizado el uso potencial de soldados -en servicio activo o de la Guardia Nacional- en las urnas o en caso de disturbios postelectorales. Las posibilidades surgen en momentos en que el presidente Donald Trump afirma sin evidencia alguna que las votaciones por correo crearán las condiciones para un fraude electoral e insinúa que pudiera no aceptar una derrota. Desplegar soldados en las casillas el día de la elección -incluso si es para proteger a los ciudadanos cuando votan- genera dudas sobre intimidación de los votantes.

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A continuación, algunas preguntas y respuestas sobre una posible intervención militar en las elecciones:

¿POR QUÉ INTERVENDRÍAN LAS FUERZAS ARMADAS?

El control civil de las fuerzas armadas es un principio básico de la democracia en Estados Unidos. Eso significa que los hombres y mujeres en uniforme responden a los líderes civiles, como el secretario de Defensa, y se mantienen aparte de la política. Ellos juran lealtad a la Constitución y las leyes de la nación, no a un partido político ni a un presidente.

El general Mark Milley, que como comandante del Estado Mayor Conjunto es el máximo líder militar de país, ha dicho al Congreso que las fuerzas armadas están comprometidas con permanecer apolíticas y lejos de cualquier papel en las elecciones.

“En el caso de una disputa sobre aspectos electorales, de acuerdo con la ley, las cortes federales y el Congreso tienen la obligación de resolver cualquier disputa, no las fuerzas armadas”, dijo en respuestas escritas a preguntas de dos legisladores demócratas miembros de la Comisión de Servicios Armados de la Cámara de Representantes. “No preveo un papel para los soldados estadounidenses en ese proceso”.

Milley dijo que los militares no deben involucrarse en la transferencia del poder tras las elecciones. En otras palabras, no hay que esperar ver una intervención de las tropas si hay una disputa sobre quién ganó.

¿QUÉ PUDIERA HACER LA GUARDIA NACIONAL?

Las fuerzas armadas están compuestas por tropas en servicio activo, Guardia Nacional y Reserva. En todos los casos, con excepciones extremas, las tropas en servicio activo son usadas en guerras para proteger la nación, no contra ciudadanos estadounidenses en suelo nacional. Las unidades de la Guardia Nacional están en todos los estados y son controladas por los gobernadores, no por el gobierno federal.

Los gobernadores normalmente movilizan a la Guardia Nacional para emergencias, como desastres naturales, y pueden usarla para ayudarles a hacer cumplir la ley durante acontecimientos extraordinarios como disturbios, pero usualmente las agencias civiles del orden tienen el papel primordial y las fuerzas de la Guardia Nacional son un respaldo. En los incidentes de intranquilidad civil este año, los gobernadores usaron la Guardia Nacional para combatir violencia y proveer seguridad. Pudieran hacerlo de nuevo.

Para fortalecer esa gestión, el Buró de la Guardia Nacional ha designado unidades de la policía militar en dos estados para servir como fuerzas de reacción rápida para responder si un gobernador solicita ayuda de otros estados para controlar disturbios.

Durante una emergencia nacional, como en las guerras en Irak y Afganistán, un presidente puede desplegar la Guardia en un estatus federal para respaldar a las tropas en servicio activo. El presidente tiene la autoridad para federalizar la Guardia para su uso en emergencias nacionales, pero existen preguntas sobre si un gobernador puede bloquear ese paso.

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