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Joven tras un accidente laboral: “Vivo con un dispositivo que bloquea las señales de dolor de mi cerebro”

En 2015 Denisse Saldías (31) tuvo un accidente laboral que la tuvo al borde de perder el brazo derecho y que le causó síndrome de dolor regional complejo. Hace tres años, le implantaron un neuroestimulador para tratar el dolor crónico que la afectaba, lo que le ha permitido recuperar su calidad de vida.

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Hace dos años la vida de Denisse Saldías (31) cambió drásticamente. Un día de julio de 2018 abrió los ojos y pudo mover su mano derecha sin problemas, algo impensado hasta ese momento porque el síndrome de dolor regional complejo le había afectado toda la extremidad superior de ese lado.

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Esto,  producto de un accidente ocurrido en 2015. “Desde el primer momento en que hicieron funcionar el neuroestimulador sentí los cambios. Hasta el día de hoy recuerdo ese momento porque fue muy emocionante. Lo único que pensaba era que podía volver a mover mis dedos y mi mano”, recuerda.

Viviendo con dolor crónico

Usar anillos, cortarse las uñas y hasta ducharse eran cosas imposibles para Denisse hasta ese momento. Una de las secuelas del dolor crónico que la afectaba era la hipersensibilidad. “Yo estaba a punto de perder mi brazo derecho. El dolor había comenzado en la muñeca, pero luego se expandió al brazo y codo. Estaba llegando a mis caderas. Incluso, estaba encorvando mi cabeza porque las articulaciones se me empezaron a atrofiar”, cuenta Denisse.

La patología que afectaba a Denisse es un tipo de dolor crónico, que ocurre cuando la dolencia persiste por más de 3 a 6 meses. “Ella tenía síndrome de dolor regional complejo y estaba bajo tratamiento farmacológico sin respuesta favorable y con su brazo derecho inutilizable», explica el doctor Patricio Bustos, jefe de Neurocirugía del Hospital de la Mutual.

Este es el dispositivo utilizado.

Un dispositivo para soportar y bloquear el dolor

«Una semana después de la cirugía en donde le instalamos el neuroestimulador, dejó los opiáceos, casi todos los analgésicos (solo quedó con un tratamiento farmacológico mínimo). Y su brazo volvió a ser funcional. Es una de las mejores evoluciones que he visto”, agregó. “El dolor se ha instalado como una enfermedad crónica, es algo muy frecuente. Se estima que en Chile una de cada cinco personas puede sufrirlo. Los orígenes de esta patología están en el deporte. Pero también gran parte se debe a accidentes o enfermedades relacionadas al trabajo”, explica el médico.

En los casos donde las infiltraciones, medicamentos y terapias kinesiológicas no han funcionado, se puede considerar la colocación de un neuroestimulador. “Estos dispositivos se recomiendan para el manejo del dolor de distinto origen, que se ha transformado en un dolor crónico y que no es tratable con terapia médica.», detalla Bustos.

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«No obstante, los diagnósticos en los que, con seguridad, habrá una respuesta positiva de más del 90% son aquellos pacientes con dolor regional complejo y operados de la columna lumbar”, destacó.

¿Cómo funcionan estos dispositivos? 

Estos dispositivos son similares a un marcapasos. El paciente lo porta debajo de la piel y se colocan mediante cirugía en la zona del abdomen o cerca de la cintura. El neuroestimulador emite pequeños impulsos eléctricos, que viajan a través de electrodos a zonas cercanas a la médula espinal.

Denise cambió su calidad de vida tras la intervención.

En el caso de Denisse, tiene un electrodo en la columna cervical en el espacio epidural posterior entre la médula y el hueso. De esta manera se modifican las señales dolorosas de la médula espinal y se bloquean antes de que lleguen al cerebro. Así, se genera alivio del dolor en el paciente.

Mejorando la calidad de vida

“Vivir con dolor es frustrante, tienes cambios de ánimo. Un día estás bien, pero al otro amaneces más o menos y después te sientes horrible. No es ningún chiste vivir el día a día dependiendo de cómo amaneciste. Además, no solo te afecta a ti, sino que también a tu familia. Desde que vivo con un dispositivo que bloquea las señales de dolor de mi cerebro he sido la mujer más feliz del mundo”, cuenta Denisse.

Durante estos dos años, la calidad de vida de Denisse ha mejorado de manera considerable. Ahora, en sus tiempos libres, se dedica a hacer trabajos en madera y sueña con estudiar gastronomía.»Es un desafío bastante importante para una persona que tiene un poco de limitaciones para tomar ciertas cosas, pero no lo veo imposible”, agrega. También puede jugar y compartir más con sus hijos. El dolor quedó atrás. Una historia digna de contar hoy, 17 de octubre, día mundial del dolor.

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