La primera ministra Jacinda Ardern obtuvo un segundo mandato en las elecciones generales de Nueva Zelanda, en las que se impuso por una diferencia abrumadora.
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Con la mayoría de los votos contados, el Partido Laborista liberal de Ardern tenía el 49%, contra el 17% para su rival, el conservador Partido Nacional.
Los laboristas estaban a punto de ganar una mayoría absoluta en el Parlamento, algo que no ha sucedido desde que Nueva Zelanda implementó un sistema de votación proporcional hace 24 años. Por lo general, los partidos deben formar alianzas para gobernar, pero esta vez Ardern y Labor pueden hacerlo solos.
En un discurso tras la victoria, Ardern dijo frente a cientos de partidarios entusiastas que su partido había obtenido un apoyo mayor que en cualquier otra elección de los últimos 50 años.
«Esta no ha sido una elección común y no son tiempos comunes», dijo. «Han estado llenos de incertidumbre y ansiedad, y nos empeñamos en ser un antídoto a eso».
Prometió no dar por sentado el apoyo de sus nuevos votantes y gobernar para todos los neocelandeses.
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«Vivimos en un mundo cada vez más polarizado, donde cada vez más la gente pierde la capacidad de ver el punto de vista del otro», dijo. «Creo que en esta elección los neocelandeces han demostrado que no somos así», agregó.
Como una estrella de rock
Durante la campaña, Ardern fue recibida como una estrella de rock por la gente que se agolpaba en centros comerciales y salía a la calle para saludarla y sacarse selfies con ella.
Su popularidad se disparó a principios de año cuando lideró con éxito la lucha del país para erradicar el coronavirus. En la actualidad, la nación de cinco millones de habitantes no tiene casos de transmisión local y ya no es obligatorio llevar mascarilla ni guardar la distancia social.