Fue una agonía lenta y dolorosa, que se extendió por un par de horas desde que un encapuchado anónimo encendió el primer fuego y las llamas empezaron a devastar íntegramente la antigua iglesia de la Asunción de la Virgen María, ubicada en Vicuña Mackenna y Marcoleta
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El epílogo fue el derrumbe de la cúpula y la aguja del templo católico, cuando los numerosos cuerpos de bomberos que asistieron a controlar el siniestro se mostraban impotentes para evitar la catastrofe.
El 8 de noviembre del año pasado, poco después del estallido social, un grupo de encapuchados había sacado por la fuerza el mobiliario de la misma parroquia antes de quemarlo en misma vereda de Vicuña Mackenna.
Las imágenes son elocuentes y dramáticas y aún más el desenlace: mientras caía estrepitosamente la aguja de la iglesia, un grupo de individuos lanzó gritos de celebración y aplaudió como si fuera la culminación de algún espectáculo…
El infierno de la iglesia de la Asunción
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