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El siquiatra que reinvindica la estupidez de cada día como un estado de ánimo: “Nadie es estúpido siempre”

León Cohen analiza su último libro sobre esa expresión de las personas comunes sin condenarla, “porque la persona estúpida no quiere ser estúpida, es un lapsus”.

«Hay muchos actos estúpidos, incluso de parte de gente que se considera muy inteligente. Por ejemplo, podría considerarse una estupidez sentarse en la Plaza Italia a mirar la plaza vacía», comenta el siquiatra León Cohen sin hacer especificaciones sobre el ejemplo, refiriéndose a los temas que desarrolló en su nuevo libro «Sobre la estupidez y otros estados de ánimo”.

Desde su mirada sicoanalítica allí analiza temas como el rencor, la histeria, los celos, el erotismo y las crisis de pánico a partir de un acto  como la estupidez del que, asegura, nadie está exento.

Cohen fue arquero de la Universidad de Chile y hoy es panelista frecuente de TV donde revisa los temas contigentes de la siquiatría, muy demandados luego del estallido social y la pandemia.

Para el siquiatra, la estupidez se trata de un estado de ánimo. “Nadie puede ser tan arrogante para pretender ser estúpido permanentemente. Es un logro increíble. Hay que tener pausas entre medio. Uno no puede estarse sacando fotos en la Plaza Italia vacía todos los días. La estupidez son momentos”. Y la envidia también, afirmó. “Son actos que ocurren en la cotidianeidad, en el trabajo, en la casa, o con amigos. Duran un rato. Las personas se dan cuenta, dicen ‘cómo pude hacer eso’ y les da una vergüenza terrible”.

La estupidez de todos

Cohen sostiene que su obra «es un libro que se lee fácil, tiene muchos relatos y ejemplos, es muy didáctico u entretenido. La gente se identifica con los textos y personajes». En irgor, es una recopilación de artículos que publicó antes en Artes y Letras de El Mercurio y en la Revista Ya.

La connotación del concepto estupidez es distinta en Chile que en Estados Unidos, por ejemplo, donde tiene un significado más leve y menos dramático que acá, precisa León Cohen.

“La persona estúpida no quiere ser estúpida. Es parecido a un lapsus. Algo inconsciente. No es una mala intención. Y eso es aún más riesgoso”, sostiene y advierte que a menudo producer “consecuencias en el trabajo o con la autoridad a cargo, que a veces también comete estupideces”.

 

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