Yohana Agurto asegura que el capítulo de Mel Gibson ya es pasado. Igual no niega que cada vez que rememora ese 12 de agosto, cuando recibió el mail de los abogados del actor de Hollywood, revive nítidamente los momentos tensos, de rabia e incredulidad que pasó.
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“Me repetía esa vez en qué me metí y que sólo hacía esto de vender miel para pagar cuentas. Era rabia, impotencia y desprotección lo que sentía”, recuerda.
Ahora el caso de Miel Gibson es enseñado en clases de derecho, publicidad, marketing y generó una serie de cursos y charlas sobre propiedad intelectual en las redes. En resumen, quién no conoce ese nombre y la historia tras él. “Los momentos que viví no fueron gratos. Encontraba injusto lo que pasaba. Lo que hice, lo hice por desconocimiento. No hubo intención de aprovecharme ni hacer negocio”, continuó.
¿Te dieron ganas de tirar todo por la borda?
Al principio, pero después me di cuenta de que estaba en esto de emprender por mucho más que la venta y pagar cuentas: era por hacer algo importante. Mis ganas no disminuyeron con el incidente, aumentaron mucho tras lo sucedido. Ahora siento incluso el orgullo de tener una pyme, de ser emprendedora y con ganas de seguir en esto.
En el inicio del negocio vendía unos 10 kilos semanales de miel. Tras el tema de los abogados de Mel subió a 100. “Fue como una muestra de apoyo de la gente, lo que agradezco mucho. Ahora ya se estabilizó en unos 40 o 50 kilos, lo que es muy bueno”, agrega con emoción Agurto en la conversación con Esfuerzo Pyme y Publimetro.
Yohana tiene claro que esa publicidad que tuvo su pyme ya se acabó y no puede quedarse pegada. “Lo del Mel me enseñó mucho como emprendedora, pero debo avanzar. Ahora debo preocuparme de sacar adelante mi negocio, tener los mejores productos y cumplirle a los clientes en los tiempos de reparto. Esa es mi prioridad”, continúa.
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¿Cómo lo estás haciendo con el tema del reparto?
Tengo un software llamado SimpliRoute que me ayuda. Salgo dos veces por semana a repartir, porque mantengo muchas de mis actividades anteriores, y lo uso para organizarme bien. Me permite ahorrar tiempo en rutas, que es muy importante. Mi idea es seguir potenciando mi pyme, porque también la veo como una oportunidad de crear una cadena virtuosa para mí y para otros, que premie el esfuerzo de productores y entregue productos a un precio justo.
Luego del revuelo mundial, Yohanna tiene en mente convertir a Miel Gibson en un trampolín de apoyo para los productores de miel en todo Chile. Usar su pyme no sólo como tema de venta, también para evangelizar en el consumo del superalimento. Incluso ya piensa en aumentar su catálogo de miel con distintas variedades: de avellano, de castaño, de quillay, ulmo, acacio, dientes de león y canola, entre otras, además de unas multiflorales con características diferenciales, como las mieles de pradera de Lonquimay, la de bosque nativo de Los Lagos y la mixta de Cochamó.
“Mis proveedores son gente que obtiene la miel con sacrificio y a pesar de sus dificultades, salvaguardan la pureza, los procesos y la calidad. Me encanta la idea de apoyar la producción local, entregando un producto a precio justo y con una variedad de mieles. Yo feliz de ayudar”, asegura.
Sobre el litigio por el nombre Miel Gibson, ya que otra persona lo inscribió, Yohana cuenta que todo “está en proceso. Espero que todo se resuelva bien, porque solicitar la marca no significa que automáticamente se haga dueño de ella. Está todo bien encaminado. Hay que esperar”.