El alcalde de Filadelfia, Jim Kenney, decretó este miércoles un toque de queda en la ciudad estadounidense.
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Ello, luego de dos noches de protestas y disturbios por la muerte del ciudadano afroamericano Walter Wallace a manos de dos agentes de Policía.
Así, todos los negocios de Filadelfia deben cerrar a las 21.00 horas, mientras que los ciudadanos deberán volver a sus domicilios.
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El toque de queda, vigente hasta las 06.00 horas, permite a las tiendas de alimentación, restaurantes y farmacias elegir si proporcionan sus servicios a domicilio pasada esa hora, según informa NBC Philadelphia.
De forma paralela, el gobernador de Pensilvania, Tom Wolf, declaró el estado de desastre para garantizar que las autoridades puedan utilizar «todos los recursos y personal disponibles» para atajar la situación en la ciudad.
«En los últimos días, cientos de personas se reunieron para hablar pacíficamente sobre la injusticia social, pero sus voces se han visto ahogadas por otras que aprovechan este momento frágil en la ciudad para sembrar el caos y la discordia», dijo Wolf en la proclamación.
La muerte de un afroaericano en Filadelfia
Más de 90 personas fueron detenidas durante la segunda jornada de movilizaciones en protesta por la muerte de Wallace. El hombre portaba un cuchillo y «lo estaba blandiendo y agitando de manera errática» cuando fue abatido.
Las protestas en Filadelfia han derivado en casos de vandalismo y saqueos, y alarma en la Casa Blanca.
Un vídeo grabado con teléfono móvil y difundido en medios de comunicación y redes sociales muestra como los agentes exigen a un nervioso Wallace, que no deja de moverse entre los coches estacionados, que suelte el cuchillo.
Sin embargo, la víctima avanza hacia ellos, quienes acaban disparando.
Después de la muerte de George Floyd a manos de la Policía de Mineápolis el pasado 25 de mayo, las voces contra la desigualdad social y la brutalidad policial se han incrementado, desencadenando movilizaciones y protestas no sólo en Estados Unidos, sino también en otros países.