El impacto artificial de un proyectil en el asteroide Ryugu, realizado por la sonda japonesa Hayabusa 2 el 5 de abril de 2019, sacudió el entorno en 30 metros a la redonda.
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El objetivo era crear un cráter para tomar muestras del interior del asteroide, que ahora viajan camino de la Tierra.
Un estudio de la Universidad de Kobe y miembros de la misión ha descubierto más de 200 rocas de entre 30 centímetros y 6 metros de tamaño, que aparecieron recientemente o se movieron como resultado del impacto.
Algunas rocas fueron perturbadas incluso en áreas tan lejanas como a 40 m del centro del cráter. Los investigadores también descubrieron que el área de sacudidas sísmicas, en la que las rocas de la superficie se sacudieron y se movieron un orden de centímetros por el impacto, se extendía a unos 30 metros del centro del cráter, según un comunicado.
Recuperación de material
Hayabusa2 recuperó una muestra de superficie en el punto norte del cráter y se estimó que el grosor de los depósitos de eyección en este sitio fueron de entre 1,0 mm y 1,8 cm utilizando un mapa de elevación digital (DEM). Estos hallazgos sobre los procesos de reconfiguración de un asteroide real pueden usarse como punto de referencia para simulaciones numéricas de impactos pequeños, además de impactos artificiales en futuras misiones planetarias como DART de la NASA, que intentará cambiar la trayectoria de una roca espacial.
Los resultados se presentarán en la 52 reunión de la División de Ciencias Planetarias de la American Astronomical Society.
El objetivo de impactar a Ryugu con un proyectil SCI (Small Carry-on Impactor) de unos 13 centímetros era recuperar una muestra del material del subsuelo. Además, esto brindó una buena oportunidad para estudiar los procesos de renovación de la superficie que resultan de un impacto que ocurre en un asteroide con una gravedad superficial de 10 elevado a -5 de la gravedad de la Tierra.
El SCI logró formar un cráter de impacto de 14,5 metros. Se descubrió que el área concéntrica del centro del cráter, que tiene un radio cuatro veces mayor que el radio del cráter, también se vio perturbada por el impacto, lo que provocó el movimiento de las rocas.