Al menos 150 migrantes y refugiados murieron luego que la embarcación en la que viajaban se hundiese frente a las costas de Senegal, en el naufragio más mortífero registrado en lo que va de 2020, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
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El barco en cuestión partió de Senegal el 24 de octubre, desde la localidad de Mbour, rumbo a las islas Canarias.
Según dirigentes locales citados por la OIM, la embarcación se incendió solo unas horas después de zarpar y se hundió cerca de Saint-Louis, en la costa noroeste del país africano.
La embarcación naufragada transportaba a unas 200 personas, pero sólo 59 de ellas fueron rescatadas con vida tras la intervención de barcos oficiales de Senegal y España y de pesqueros que faenaban en la zona. Se han localizado al menos 20 cadáveres.
El jefe de la OIM en Senegal, Bakary Doumbia, expresó su consternación por estos hechos y ha llamado a la «unidad» de la comunidad internacional para poner fin al tráfico de personas, «que se aprovecha de jóvenes desesperados» que buscan un futuro mejor en los países del sur de Europa.
«También es importante abogar por canales legales que perjudiquen el modelo de negocio de los traficantes e impidan que siga muriendo gente», ha añadido Doumbia en un comunicado.
Por su parte, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha dicho sentirse «horrorizado» por lo ocurrido. «Cada persona buscando una vida mejor merece seguridad y dignidad», ha señalado en un mensaje publicado en su cuenta de Twitter, donde ha pedido rutas «legales y seguras» para migrantes y refugiados.
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La organización alertó de un aumento «significativo» de las embarcaciones que parten desde la zona occidental de África rumbo al archipiélago canario. Solo en septiembre, partieron 14 barcos con un total de 663 migrantes y en uno de cada cuatro casos se informó de algún tipo de incidente.
La OIM calcula que este año llegaron a Canarias unas 11.000 personas, lejos de las 2.557 registradas en el mismo periodo de 2019 pero aún por debajo de la crisis de los cayucos de 2006, cuando la cifra se disparó hasta los 32.000. La agencia estima que solo en 2020 han perdido la vida 414 migrantes y refugiados en esta ruta.