Pan de molde blanco e integral, ciabatta, baguette, pan de chocolate, rollo de canela y «la idea es seguir creciendo y ofreciendo cosas entretenidas, distintos sabores», cuenta a Esfuerzo Pyme y Publimetro Walter Meyer, creador de “La 11”, panadería de masa madre, ubicada en calle Cumming 163, Valparaíso.
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Su local se ha ganado la fidelidad de los porteños y la aprobación de turistas que han conocido sus productos salados y dulces hechos a pulso por él. Hace 5 años empezó a vender puerta a puerta. Luego de mucho trabajo y aprendizaje, en 2018 se estableció en el puerto.
¿Cómo y por qué partiste con La 11?
A través de las redes sociales leí sobre un curso de masa madre. Ahí empecé a investigar lo que era, ya que no la conocía. Me enteré de los beneficios de su consumo a través del pan, de su sabor particular. Así que me animé. Hice el curso y ahí empecé. Siempre me gustó cocinar en todo caso, no era ajeno a mí. Todos me decían que debería poner un restaurante por lo rico que cocinaba.
¿Qué fue lo más difícil del inicio de tu emprendimiento?
Lo más difícil al emprender son los recursos. Si no tienes el capital, cuesta mucho tratar de convencer a la gente que tu proyecto es viable. Uno empieza capitalizando de a poco con los ingresos que van entrando. Empecé vendiendo puerta a puerta y estuve más de un año así, hasta que pude abrir el local. Además, amasar requiere un gran esfuerzo físico. Terminé amasando 20 kilos a mano hasta que me pude comprar la máquina amasadora.
¿Qué tuviste que aprender y sacrificar para empezar?
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Es mucho sacrificio, dormir pocas horas. Me levantaba a las cuatro de la mañana a amasar y terminaba muy tarde haciendo los repartos. Hice otros cursos para aprender nuevas técnicas, básicamente de origen francés. Eso hizo que mi pan fuera mejorando en todo sentido, la fermentación, el leudado. Todo eso es práctica, es un constante aprender. Siempre hay algo nuevo y uno quiere destacarse dentro de la competencia de la moda de la masa madre.
¿Qué sentiste cuando viste tu panadería armada y lista para los clientes?
La verdad es que fue algo que se fue armando a paso a paso, a pulso, con mucho corazón y sacrificio. Así que fue un orgullo cuando ya vi todo ese proyecto como una realidad.
¿Cuál es tu sueño como emprendedor?
A lo mejor suena un poco pretencioso, pero me gustaría que mi pan de masa madre fuera el mejor de Valparaíso. Y seguiré trabajando para que sea reconocido como tal.
¿Cuáles son las mayores satisfacciones que te da tu negocio?
Que la gente te diga que es el mejor pan que han comido, no tiene precio. Los extranjeros que llegan a Valparaíso me decían que era exquisito, algunos franceses decían que mi baguette era igual que al que comían en casa y eso me dice que estoy haciendo las cosas bien. Por otro lado, ver que las personas dejen de consumir pan industrial y se cambien a uno más sano también es importante para mí.