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¿Saben cómo llegó Dragon Ball a nuestro país? Así se construyó “El camino de Gokú en Chile”

La fantástica aventura del personaje japonés fue rescatada por el periodista Daniel Madrid. Tras varios años de investigación, y varias décadas de fanatismo, hoy presenta su libro “¡Vamos a buscar! El camino de Gokú en Chile”.

«Este libro está dedicado a quienes vivimos las aventuras de Gokú en un Chile lejano: cuando solo podíamos ver un episodio diario en televisión». Con esta dedicatoria, Daniel Madrid, periodista de la Universidad Diego Portales nos presentó su nuevo libro «¡Vamos a buscar! El camino de Gokú en Chile». Y es que «Dragon Ball» es una serie que marcó a una generación completa, o a varias, si se considera que aún la fantástica aventura de Gokú y sus amigos continúa.

Daniel, quien tiene poco más de 30 años, es seguidor de la serie desde niño, como muchos. Pero quiso hacer de su fanatismo un trabajo: una investigación al detalle, que dio como fruto este libro. La historia que Madrid pone en nuestras manos nos cuenta ese «lado b» que no muchos conocemos. ¿Cómo fue que Gokú llegó a Chile? ¿Por qué un canal como Megavisión decidió jugársela por una serie como aquella? Esas y otras aventuras, están contenidas en este libro de Editorial Trayecto.

En aquella época brillaron los álbumes Salo y coleccionamos cuanta promoción apareció, porque nos rendimos ante el chascón que superaba enemigos cada vez más poderosos. Digan lo que digan, en algún momento, todos fuimos Gokú», señala en su dedicatoria el autor.

Conversamos con Daniel sobre el proceso de investigación tras estas 459 páginas. Entrevistas, anécdotas, viñetas y curiosidades adornan un trabajo periodístico de gran calidad, que sin duda será apreciado por todos aquellos que le dedicamos varias horas de nuestra niñez al Saiyayin que salvó al mundo.

¿Cuándo surgió la idea de escribir un libro sobre la historia de Gokú en Chile?

Yo, como muchos, soy fanático de Dragon Ball. Lo veía en televisión abierta, jugué los videojuegos, coleccioné algunos mangas, vi las películas y tenía la idea de hacer algo con este fanatismo. Lo pensé para el proyecto de título, pero no lo hice, porque quería hacer algo más amplio. Ahí lo descarté. Pero fueron pasando los años y la idea seguía presente. No era la idea de un libro, pero era «hacer algo».

La primera pregunta fue definir el formato. ¿Algo audiovisual? Quizás sí, quizás no. Pensé que tal vez era más complejo, por el foco que le quería dar. Pero al ir investigando, de a poco fui armando la idea, y finalmente me decidí a que fuera un libro. Fui organizando las entrevistas, los registros.

¿Con qué te fuiste encontrando en este camino?

Muchas cosas. Había harto para abordar. Están no solo las cosas que te mencioné, sino que los eventos, el coleccionismo, la piratería. O cosas muy especiales como «la Genkidama por la educación» que ocurrió para la movilización del 2011. No sé si lo recuerdas. Después están fenómenos como este retorno con las películas nuevas, Dragon Ball Super y también como todo esto ha estado en los medios de comunicación.

¿En qué sentido?

Hay hartas notas en el transcurso de la historia de Dragon Ball en Chile. No solo por las películas o por las series, sino que en su momento por la violencia o algunas anécdotas. Por ejemplo, en «Las Últimas Noticias» apareció un tipo que «enchuló» su auto con un personaje y tuvo su espacio en la prensa. Son pequeñas cosas, pequeñas historias que quise ir recolectando. Pero en un principio hablo de como llegó la serie, cómo se negoció, qué ocurrió.

En siete capítulos, como las siete esferas, voy recopilando el camino de Gokú en Chile y de ahí el título.

¿Qué tan difícil fue dar con esos hitos? Sobre todo, con aquellos que ocurrieron en la era previa a Internet

La fuente principal fue la Biblioteca Nacional. Ahí escudriñé en revistas y prensa en general. Y sí, fueron meses y meses de buscar. Algunos días no se encontraba nada, y en otros se encontraban varias cositas. También habían cosas que yo recordaba, pero que no las tenía frescas o que no aparecen en Internet. Por ejemplo, en 1999 ocurrió un problema con la calificación de una de las películas. La segunda película que dieron, quedó para mayores de 14 años. Y ahí hubo una disputa con la distribuidora de la película y apareció en la prensa y fue super noticioso en ese momento.

Pero no hay información en Internet al respecto. Son cosas que como fanático recordaba, pero tuve que buscar. Y entremedio encontré otras cosas que también fueron sumando. De hecho, las advertencias por violencia, son más mito urbano que lo que realmente ocurrió. Porque las denuncias que llegaron al CNTV fueron muy pocas. Tampoco hubo una acción que permitiera que la gente se censurara.

Era más una opinión pública que algo más concreto…

Claro, pero ocurrió también con otros animé. Es la percepción que se tenía sobre la animación japonesa cuando fueron llegando a Chile estos dibujos.

¿Crees que hay un cambio de percepción en los últimos años? Antes habían muchos mitos alrededor: que son violentos, que no lo vean los niños, tampoco las niñas…

Con el animé pasa lo mismo que con los cómics y los videojuegos. Ahora hay una apertura más grande. Porque los que antes eran esos pequeños que disfrutaban de esa cultura, ahora son adultos. Y no hay una presión de la cultura que ejercían los padres sobre qué era correcto o incorrectas de ver. Los videojuegos y el animé tienen muchos matices. No se puede decir que algo es «oscuro» 100% o es pura luz. Los personajes están construidos con luces  y sombras.

Nosotros lo entendemos porque crecimos con eso. Ahora que tenemos libertad, podemos ejercer esa libertad para consumir ese contenido, podemos hacerlo tranquilamente. Se generó una construcción social distinta. Esa misma generación que creció, cambio esta realidad.

¿Cuál fue el rol de «Dragon Ball» en este cambio?

Fue uno de los estandartes de este cambio, así como «Los Caballeros del Zodiaco» o «Sailor Moon». Pero también, el hecho que durara tanto (porque en Chile se transmitió completa), hizo que con el tiempo sumaran fanáticos que con el tiempo consumieron otros animé. Mucha gente se fue sumando y entendió estos códigos, que son distintos a la animación de dibujos americanos.

¿Qué opinas de «Dragon Ball» como fuente de inspiración para «Naruto» o «One Piece»? Inclusos sus propios creadores lo han señalado…

Sí eso es real. Este mismo viaje del héroe ha sido inspiración para otros manga y animé. Cómo se van sumando los personajes, cómo son los arcos de la historia. Algunos podrían pensar que son predecibles porque tienen una estructura formal, de lo que se entiende una aventura. Hay ciertos giros, como por ejemplo, cuando llegó Trunks del futuro y era algo que no tenía aparentemente una conexión. Pero si, «Dragon Ball» tiene una estructura general, que sirve como base de inspiración sólida.

Arale es obra previa de Akira Toriyama. Pero en Chile, conocimos las series al revés, «Dragon Ball» primero. ¿La audiencia chilena supo apreciar a esa serie?

Toriyama ya era famoso e importante en Japón antes de crear «Dragon Ball». La serie de Arale creo que sí es valorada por los seguidores de «Dragon Ball» y del animé porque tiene un estilo cómico. Incluso, el año pasado, ETC.TV en Chile fue el primer canal latinoamericano en lanzar el «remake» de «Dr. Slump» (serie de Arale). Es una serie querida. Solo se había doblado y transmitido en Mexico. Chile fue el país fuera de México que la dio con doblaje latino. Nunca fue tan popular como «Dragon Ball», pero la conexión entre las dos series hace que estos personajes fueran muy queridos. Recuerda que hubo un capítulo en que Gokú visita la «Aldea Pingüino».

Tal vez para las generaciones más nuevas no es tan conocida esa obra de Toriyama, pero si es fundamental e importante para todo conocedor del animé.

¿Qué fue lo más difícil en la investigación del libro y cuánto tiempo te tomó?

Fueron cerca de tres años, desde que decidí hacer algo. Como toda investigación, coordinar las entrevistas a veces puede ser fácil y otras veces no. Habían personas que al comienzo no querían hablar, o se mostraban distantes. Pero finalmente logré convencerlas y forman parte de este proyecto. Convencerlos, fue lo más complicado. Pero yo sabía que mi línea era contar la historia de Gokú en Chile, por lo que tenía más o menos una guía de lo que necesitaba para armar la investigación.

¿Quiénes son los personajes claves para «traer a Gokú a Chile»?

Hernán Schmidt, él es un personaje clave que pude entrevistar. él fue quien negocio. Lo adquirió para Etc.Tv, pero previamente negoció para que lo dieran en Megavisión. Es un personaje clave. Otro personaje clave, incluso antes de que dieran la serie en Chile, fue Juan Andrés Salfate. En su programa «Maldita sea», mostró las primeras imágenes de «Dragon Ball» en televisión abierta. También conversé con él. Lo de este programa fue en 1995, y el comienzo de las negociaciones en 1997.

También conversé con fanáticos, con gente comunidades y con la ex dueña de Salo. Porque Salo fue muy importante en la propagación de la «Gokúmanía» en Chile. Ella me contó datos bien especiales, como cuál fue el álbum más vendido, cuántas unidades vendió, que significó para ellos.

Con más de 400 páginas, ¿Hasta qué fecha llega la historia?

La información aborda desde los inicios, en los 90’s, hasta agosto de este año.

Lanzamiento

La investigación de Daniel Madrid, contenida en este interesante libro de más de 400 páginas será lanzada el viernes 6 de noviembre. A través de un evento para la comunidad de «Dragon Ball» en Chile.

«Si teníamos suerte, conseguíamos películas en VHS para elucubrar teorías de los personajes. En aquella época brillaron los álbumes Salo y coleccionamos cuanta promoción apareció, porque nos rendimos ante el chascón que superaba enemigos cada vez más poderosos. Digan lo que digan, en algún momento, todos fuimos Gokú», señala en su dedicatoria el autor.

 

 

 

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