El Archivo de Seguridad Nacional de Estados Unidos difundió documentos inéditos que revelan las estrategias de Washington para desestabilizar al gobierno de Salvador Allende.
PUBLICIDAD
Según informa el diario El País, en los archivos aparecen conversaciones entre el presidente norteamericano Richard Nixon y su asesor de Seguridad Nacional, Henry Kissinger, en donde muestra las intenciones de la Casa Blanca de derrocar a Allende.
Entre los métodos empleados para conseguir dicho propósito, figura que funcionarios de Estados Unidos colaborarían con otros gobiernos de la región, particularmente Argentina y Brasil, para aunar esfuerzos contra el presidente chileno.
Se bloquearían silenciosamente además los préstamos de los bancos multilaterales a Chile y se cancelarían los créditos y préstamos a la exportación de Estados Unidos.
De igual manera, se reclutaría a empresas norteamericanas para que abandonarán el país y se manipularía el valor del mercado internacional del cobre para dañar la economía interna, afirma el medio hispano.
Paralelamente, se autorizó a la CIA a alistar planes de acción relacionados con la futura implementación de la estrategia.
PUBLICIDAD
Nixon y Kissinger
El asesor de Seguridad Nacional, Henry Kissinger, realizó gestiones de alto nivel para lograr reunirse a solas con el presidente Nixon antes de que lo hiciera el Consejo de Seguridad Nacional.
Acorde a un memorándum en donde un funcionario del gabinete del mandatario estadounidense justificaba el aplazamiento de la reunión, Kissinger había advertido: «Chile podría terminar siendo el peor fracaso de nuestra Administración: ‘nuestra Cuba’ en 1972».
En la cita, el asesor advirtió a Nixon que «su resolución sobre qué hacer al respecto puede ser la decisión de asuntos exteriores más histórica y difícil que tendrá que tomar este año».
«Lo que suceda en Chile durante los próximos seis a 12 meses tendrá ramificaciones que irán mucho más allá de las relaciones entre Estados Unidos y Chile», expresó.
En una reunión del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos hubo un consenso que la elección democrática de Allende y su agenda socialista amenazaban los intereses de Washington.
El secretario de Estado, William Rogers, buscó evitar un escenario hostil o de agresión abierta, indicando que «podemos derribarlo, tal vez, sin ser contraproducentes». Mientras que el secretario de Defensa, Melvin Laird, señaló que «tenemos que hacer todo lo que podamos para dañarlo (a Allende) y derribarlo».
«Si hay una forma de desbancar a Allende, mejor hazlo», indicó Nixon en el encuentro, según el manuscrito de Helms, que forma parte de los documentos publicados.
«Nuestra principal preocupación en Chile es la posibilidad de que (Allende) pueda consolidarse y la imagen proyectada al mundo será su éxito», expresó el presidente estadounidense, agregando que «seremos muy fríos y muy correctos, pero haciendo cosas que serán un verdadero mensaje para Allende y otros».
Las palabras del poder
El historiador chileno-estadounidense Iván Jaksic señaló al citado medio que «si bien sabíamos bastante acerca de las maquinaciones del gobierno de Nixon para impedir o desestabilizar al gobierno de Allende, resulta sumamente importante contar con estos documentos, incluyendo notas manuscritas y transcripciones de conversaciones telefónicas».
«Es sorprendente ver cómo lo que antes parecía ser especulación era más que cierto. La crudeza del lenguaje y las medidas que se proponen para presionar al gobierno de Allende y mandar señales inequívocas a otros países son francamente escalofriantes», expresó el Premio Nacional de Historia 2020 a El País.
«Son las palabras del poder y, con estos documentos, no queda duda que detrás de cada palabra hay medidas concretas que tuvieron un impacto directo en la agonía que vivió nuestro país en esos años», remató.