El mundo reacconó con esperanza cuando muy temprano en horario chileno este miércoles 2 de diciembre se informó que en Inglaterra fue autorizado el uso de la vacuna contra el coronavirus del laboratorio estadounidense Pfizer, que ha sido trabajada junto a la empresa farmacéutica alemana BioNTech. Y se agregó que a contar del lunes que viene será aplicada a los grupos de mayor riesgo.
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Para no ser menos, pocas horas después se supo que el presidente ruso, Vladimir Putin, determinó que a contar de la próxima semana será usada en su país la vacuna contra el covid-19 denominada «Sputnik V», que será gratuita y voluntaria para la población del país eurioasiático.
«La primera parte de la producción de la primera vacuna registrada en el planeta será de más de dos millones de dosis. Ese es el nivel que alcanzará «Sputnik V», lo que permite empezar a aplicarla a gran escala finales de la semana», dijo Putin junto a la viceprimera ministra rusa, Tatiana Gólikova.
La vacuna «Sputnik V» utiliza una tecnología de adenovirus humano de dos vectores diferentes, Ad26 y Ad5, que se aplican en dos inyecciones. Y se basa en trabajos de inmunización ya existente.
Desde Rusia se afirmó este martes que su vacuna para el coronavirus es muy eficaz y que costará menos que las de algunos de sus competidores occidentales.
De acuerdo con el Fondo de Inversión Directa de Rusia, que financió el desarrollo de la vacuna, el valor de la «Sputink V» será de menos de diez dólares por dosis en los mercados internacionales.
El fondo prometió en una declaración que su vacuna, de la que se necesitan dos dosis, será «dos o más veces más barata» que aquellas desarrolladas por Pfizer o Moderna, que costarán aproximadamente 20 dólares y 15-25 dólares por dosis, respectivamente.
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Kirill Dmitriev, director del fondo, les dijo a reporteros que se espera que más de 1.000 millones de dosis de la vacuna sean producidas el año próximo fuera de Rusia.
Rusia fue blanco de críticas en todo el mundo por darle a la «Sputnik V» la aprobación de sus reguladores a inicios de agosto, pese a que no había completado las pruebas avanzadas con decenas de miles de personas, algo requerido para garantizar la inocuidad y la eficacia de la vacua antes de distribuirla ampliamente.
Según cifras de la Universidad Johns Hopkins hasta la fecha en Rusia hay 2.327.105 contagios y 40.640 decesos.