La pasión bien encausada puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso de un emprendimiento. Te da la energía para atesorar los éxitos y soportar los fracasos. Porque un emprendimiento te da más penas que alegrías. “Es en esos momentos tristes que el amor que sientes por tu idea te hace sacar fuerza para continuar”, asegura Patricio Hado, nuestro entrevistado quien hizo de los recuerdos y la nostalgia su negocio.
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