“En un curso de Didáctica hubo una experiencia de este tipo a partir de la construcción de artefactos. Un estudiante hizo una maqueta de una vitrola con materiales de desecho y una caja. En su interior había colocado un parlante con bluetooth y lo conectó con su teléfono celular, donde había grabado un audio rescatado del repositorio que tiene la Universidad Católica de Valparaíso de música de vinilos antiguos y logró imitar el sonido de una vitrola”.
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Así lo cuenta Claudio Athens, magister en Educación, mención Didáctica y académico de la carrera de Pedagogía en Educación Media en Historia y Geografía de la Facultad de Ciencias de la Educación USS, quien ha implementado el uso del lenguaje sonoro como estrategia de formación de estudiantes y docentes en las aulas.
El académico dice que “la clave de la innovación está en ocupar elementos que existen o existieron y que uno los adapta de acuerdo a las necesidades del aula”.
A su juicio, “hay un quiebre entre lo que los estudiantes conocen o tienen más cercano con los elementos vinculados a otras épocas incluso y a distintas formas de entender el tiempo”.
Athens sostiene que el recurso sonoro en las salas de clases” sirve para despertar ciertas habilidades que eventualmente estan dormidas y una de ellas es el escuchar. Además, permite motivar y activar la imaginación y al generar estas instancias, los estudiantes son mucho más inventivos”.
Asimismo, explica que el usar el sonido a través de distintos artefactos e, incluso, utilizando tecnología, “es un recurso transversal que es útil desde la educación inicial hasta la enseñanza media e incluso en la educación superior, pero depende del trabajo que realice el docente”.
MÚLTIPLES APLICACIONES
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Respecto a las distintas formas en que se puede aplicar el lenguaje sonoro en clases, el docente dice que en las clases de Historia y Geografía “hay un sinnúmero de aplicaciones a partir de noticias radiales, música, voz y discursos, que son elementos que a los estudiantes les causa impresión. Es cierto que tenemos los discursos escritos, pero la diferencia está en la forma en que hila las oraciones, genera las frases o cómo convoca a una audiencia”.
Athens señala que a través de los distintos formatos de almacenamiento, grabación y reproducción de sonidos se pueden entender los procesos de industrialización y masificación que están detrás y cómo esa masificación permitió una mayor educación, por ejemplo, en ciertos géneros musicales.
“Actualmente hay una masificación de los formatos digitales y dónde una persona trabaja y crea su propia música, compartirla o difundirla. En este sentido, el concepto del tiempo es importante, porque se puede pasar de una canción a otra en forma instantánea, si lo comparamos con tecnologías más antiguas como el cassette o la cinta de reel”, afirma el docente.
De hecho, Athens enfatiza que la generación actual es instantánea de muchas maneras y por eso, “un estudiante de educación media no se asombra con el formato mp3 como ocurrió con quienes vivieron ese cambio tecnológico y tuvieron la posibilidad de contar con un pequeño dispositivo que podía llevar en su mano y guardar una gran cantidad de música y audios”.
No obstante, el docente indica que cuando se le presentan tecnologías más antiguas, como “el cassette, cintas y máquinas de reel o discos de vinilo, se produce el asombro y hay una identificación con lo que tenían sus padres en casa. Ese quiebre es el que puede gatillar una mayor predisposición al aprendizaje a través de este recurso”.