Según los estudios de Anthony Bogaert, profesor de Ciencias de la Salud Comunitaria y Psicología en la Universidad de Brock en Canadá, y otros reportes, el 1 % de la población es asexual. Es la cifra oficial más aceptada al respecto. «Ni célibes por elección, ni inevitablemente solteros», es una de las frases que las agrupaciones asexuales han usado en España.
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Este grupo de la población se define como personas que no son atraídas sexualmente por nadie, pero debido a la discriminación que suele conllevar esta opción, estudios de la misma universidad señalan que muy pocos son capaces de reconocer si opciones. Por que sí, muchas veces les dicen que «es una fase», y no lo es.
Un tema de identidad
Por lo general, y debido a la carga social de su opción, algunos incluso han llegado a pensar que requieren ayuda y tratamientos médico para aumentar la líbido. Por otra parte, hay quienes se niegan a estas alternativa, ya que señalan no tener un problema. Están en lo correcto: ser asexual no es una condición, es una opción relacionada con su propia identidad, pero de la que se habla poco.
En un mundo hipersexualizado, donde la publicidad diariamente nos dispara con imágenes corporales y donde la pareja aún se sigue entendiendo como aquella que tiene relaciones entre sí, la comprensión de la asexualidad se hace difícil. «La idea de que la asexualidad es el resultado de que algo está mal o de alguna manera algo se ha roto es incorrecta», explicó a CNN Brian Langevin, director ejecutivo de Ace Week, organización involucrada en el tema.
¿Cómo se está en pareja siendo asexual?
Según información compartida por la organización norteamerica The Asexual Visibility, que busca que la sociedad en Estados Unidos comprenda mejor (y acepte) esta opción, señalan que «la asexualidad es una orientación sexual en la cual una persona experimenta poca o ninguna atracción sexual hacia otra persona y/o ningún deseo de contacto sexual».
Sin embargo, señalan que sus relaciones de pareja se enfocan más en «sentirse románticamente atraídas por los demás y pueden desear una relación emocional profunda». «Es posible que quieran enamorarse y abrazarse, o pueden querer una relación platónica que vaya más allá de la amistad tradicional», agregan en el texto «Comprendiendo la asexualidad».
Escalas
La Red para la Educación y Visibilidad de la Asexualidad (AVEN, por sus siglas en inglés), el portal de internet principal para la comunidad asexual en el mundo, explica que además quienes se identifican como tales navegan en escalas «grises». En el sentido de que pueden llegar a tener relaciones sexuales esporádicas (con mayor o menor frecuencia), pueden masturbarse (con mayor o menor frecuencia), o pueden optar por una posición totalmente asexual.
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Por ejemplo, también existe la denominación de «demisexual». La etiqueta de «demisexual» es usada para gente que sólo siente atracción sexual luego de establecer una conexión emocional muy cercana. No es lo mismo que elegir la abstención. En este caso, no se siente ninguna atracción sexual hasta que un fuerte lazo romántico aparece.
Romanticismo por sobre la sexualidad
En los relatos de parejas asexuales o donde uno de los integrantes lo es, lo sexual queda en el último plano, casi inexistente. «Es casi como un celibato o algunos lo ven solo como una vía simplemente para tener hijos», añade Carolina Vives, especialista en desarrollo juvenil de la Universidad de Buenos Aires. Agrega que «suelen ser relaciones muy profundas. Comparten actividades en común, gestos de romanticismo como abrazos, tomarse de las manos, disfrutar de la compañía de uno y otro. Finalmente el vínculo es tan fuerte, que incluso pueden llegar a ser una pareja más sólida que otros ejemplos».
«El tema, es que ambos o la persona no asexual, debe asumir que el sentirse sexualmente atraído no es algo que forme parte de la ecuación, a menos que se trate de un caso de demisexualidad», añade. «Si eso no ocurre, el mayor gesto de amor en meses de relación puede ser simplemente tomarse de las manos o darse un beso, pero por un tema de afecto y no de acercamiento ligado a líbido», explica.
Cuando los especialistas no lo entienden (y la familia tampoco)
Maribí Pereira, sicóloga especializada en la material del Instituto Superior de Estudios Psicológicos de España apunta a que muchas veces «las personas que se reconocen como tal, no lo descubren hasta su etapa adulta. De niños los juzgan cuando se generan las divisiones de grupos entre niños y niñas y más en la adolescencia donde simplemente no sienten los impulsos sexuales que generalmente se presentan. Lo ven como algo ajeno e incluso incómodo».
«Incluso comienzan las incómodas preguntas familiares de ‘por qué no tiene una pareja o si tiene pensado tener hijos en algún momento de su vida’, algo que los incomoda muchísimo», añade.»Cuando asisten a una consulta, se resisten a ser catalogados con diagnósticos médicos (deseo sexual hipoactivo o trastorno por aversión al sexo), ya que plantean que ellos no sufren por su condición de asexuales», señala la especialista.
«También rechazan interpretaciones psicológicas que explican su situación como el resultado de mecanismos de defensa como la represión, sublimación o desplazamiento del deseo hacia otros objetivos, debido a traumas, violencia, poca estimulación y exploración, educación sexual carente, etc. En este sentido, estos pacientes dificultan que los especialistas realicen un descarte de causas fisiológicas y psicológicas que expliquen su condición», añade. Y eso, según la especialista se genera por «no comprender lo que aquí ocurre».
Una forma de sentir
«Es una identidad. Estas personas definen la asexualidad como una de las tantas formas de identidad y son congruentes con su forma de sentir. Defienden las relaciones vinculares basadas en el romanticismo sin tener a lo erótico como objetivo prioritario», concluye Pereira.