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Niegan pasaporte a una niña de 2 años por orinar en la sala de espera del consulado

Madre de la niña denunció el incidente ante la embajada de España, luego de “dar explicaciones más de cien veces”.

ABC

En plena pandemia mundial del Covid-19 y tras la consumación del Brexit a principios de este año, la situación para los españoles residentes en Londres no es tan sencilla, según revela hoy el diario ABC de España.

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Tampoco lo es para las personas que trabajan en el consulado de la capital británica, que encima tuvo que permanecer cerrado un tiempo debido a algunos casos de coronavirus.

Según explica el Ministerio de Relaciones Exteriores en su web, «las medidas extraordinarias adoptadas con motivo del Covid-19 tanto en España como en el Reino Unido han significado una drástica reducción en la presencia física del personal de este Consulado General» lo que «afecta a los servicios y trámites habituales».

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La situación está cada vez más caldeada y las quejas y el descontento, que vienen de lejos, contra los servicios consulares, no paran de crecer.

El punto de inflexión se produjo esta semana, cuando la ciudadana española Patricia de la Piedra García, una madrileña que lleva once años en Reino Unido, denunció públicamente que a su hija de 2,5 años y a su hijo de 16 meses se les denegó la expedición del pasaporte porque la niña orinó en su orinal portátil en la sala de espera.

La mujer explicó que estaba en la ventanilla cuando se dio cuenta de lo que hacía la menor. «Me disculpé 150 veces, y cuando me dijeron que por lo sucedido no me iban a dar los pasaportes, me eché a llorar», explicó. «No entiendo por qué nos penalizaron así, que me pongan una multa si quieren, yo sé que no es correcto pero es una niña que acaba de dejar el pañal y los baños estaban cerrados al público, pero no fuimos a ofender al personal. Nos echaron como perros», asegura.

La cita la había conseguido tras meses «entrando a diario» a la web, «que no es precisamente sencilla», para obtenerla, y «fui con todos los documentos en carpetas como si fuera a presentarme a un examen» tras haber hecho un viaje de un par de horas desde Kent, donde reside.

En medio de la tensión del momento, puso una queja formal que el consulado respondió diciendo que «la utilización de un orinal en un espacio público ha sido considerada como una falta de respeto, más aún teniendo en cuenta la situación sanitaria actual» y en la que advierten, ante la solicitud de una nueva cita, que «la gran demanda de citas ocasiona que se agoten rápidamente y que sea difícil obtenerla».

«Se tomaron la justicia por su mano, eso es de malas personas», asegura la afectada, a la vez que defiende que «si el personal está desbordado por la situación, tienen que mandar refuerzos».

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