Una conferencia sobre el futuro del movimiento conservador en Estados Unidos se convirtió en una oda a Donald Trump.
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Allí hubo oradores que le declaraban su fidelidad a Trump y asistentes que posaban para fotografiarse junto a una estatua dorada del expresidente.
Mientras el Partido Republicano se debate entre profundas divisiones acerca de hasta qué punto debe aceptar a Trump después de perder la Casa Blanca y las dos cámaras del Congreso, los reunidos en la Conferencia Conservadora de Acción Política (CPAC por sus siglas en inglés) declararon que no están dispuestos a dejar atrás al expresidente y sus acusaciones infundadas de que la elección de noviembre fue amañada.
“Donald J. Trump no se irá a ninguna parte», dijo el senador texano Ted Cruz, uno de varios aspirantes a la candidatura presidencial en 2024 que habló en el evento, que este año se realiza en Orlando, Florida, para evitar las restricciones de la pandemia.
La palabra de Trump este domingo
Este domingo Trump pronunciará su primer discurso postpresidencial en la conferencia, y sus colaboradores dicen que utilizará el discurso para reafirmar su poder.
El programa puso de manifiesto la división furiosa en las filas republicanas, donde muchas voces tradicionales sostienen que el partido debe dejar atrás a Trump para recuperar a los votantes suburbanos que los abandonaron en noviembre y enviaron a Joe Biden a la Casa Blanca.
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El dirigente republicano en el Senado, Mitch McConnell, y otros temen por el futuro político del partido si sus teorías conspirativas siguen dominando su plataforma política.
Pero en la conferencia los oradores siguieron diseminando la desinformación y las teorías conspirativas sobre la última elección. Varios paneles se dedicaron a repetir las denuncias de fraude masivo desechadas por las cortes, las autoridades electorales estatales y el propio gobierno de Trump.
El senador Josh Hawley, otro aspirante para 2024, recibió grandes aplausos y hasta una ovación de pie cuando se jactó de haber cuestionado la certificación de la elección el 6 de enero a pesar del asalto al Capitolio por seguidores de Trump que trataban de detener el proceso.
“Me pareció que era una posición importante que debía defender”, dijo.