La tarde del domingo personal de Labocar destinó un grupo multidisciplinario especial para el análisis del sitio donde fue encontrado el pequeño Tomás Bravo. Y entre los especialistas, se encontraba el suboficial mayor Aarón Jara, entomólogo forense, que estudia por medio de prospección entomológicas el sitio del suceso.
PUBLICIDAD
Se trata de un profesional con una especialidad que no es común entre los expertos de Labocar, pues se dedica al estudio científicos de los insectos. En este caso, con el objetivo de encontrar rastros que ayuden en el esclarecimiento de lo ocurrido.
Y es que como el mismo suboficial ha dicho en entrevistas, evidencias que quedan en la naturaleza son determinantes a la hora de buscar pistas en un caso.
Considerando entonces que el crimen de Tomás habría ocurrido al aire libre, el hallazgo de insectos o sustancias de estos, podrían dar luces de lo ocurrido, ayudar a identificar donde se produjo el deceso y situar a los intervinientes.
“El 85% de los seres vivos de la tierra son insectos, y a la hora de investigar (…) son los primeros en llegar a la escena del crimen”, contó Jara al diario La Cuarta hace algún tiempo.