Desde que asumió el 20 de enero, el presidente Joe Biden tardó apenas unas semanas en anular muchas de las denostadas medidas de inmigración tomadas por Donald Trump. Como la de deportar niños que llegaban solos a la frontera y obligar a los migrantes a esperar en México mientras se procesaban sus solicitudes de asilo.
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Mientras se abocaba a elaborar una ley de inmigración para tratar los problemas a largo plazo, el nuevo gobierno no tenía un plan inmediato para manejar una ola de migrantes.
Funcionarios de carrera del sector alertaron sobre esa posibilidad tras el cambio de gobierno y la anulación de las medidas de Trump, consideradas crueles.
Ahora las autoridades se desesperan por ampliar las instalaciones para los 14.000 inmigrantes detenidos por las autoridades federales y los que probablemente vendrán. El gobierno está contra las cuerdas ante las críticas de que debería haber estado mejor preparado para enfrentar un problema previsible.
“Deberían haber previsto la necesidad de espacio (para inmigrantes jóvenes) con mayor rapidez”, dijo Ronald Vitiello, exfuncionario de inmigración y de la Patrulla Fronteriza.
Biden y la situación crítica en la frontera
Desde que asumió Biden se vioun aumento brusco de la cantidad de personas con las que se encuentran los funcionarios de inmigración. Se encontraron con 18.945 personas en familia y 9.297 niños no acompañados, un aumento de 168% y 63% respectivamente con respecto al mes anterior, de acuerdo con el Centro de Investigaciones Pew.
Esto crea un reto logístico enorme, porque los niños, en especial, requieren mayores cuidados y una mayor coordinación entre los organismos.
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Con todo, estas cifras son menores de lo que fueron durante ciertas épocas del gobierno de Trump, como en la primavera boreal de 2019.
Los funcionarios de carrera, superados por las oleadas anteriores, advierten desde hace tiempo sobre el aumento de inmigrantes en la frontera.
A los niños migrantes se los envía desde celdas en la frontera a otras instalaciones del gobierno antes de entregarlos a sus patrocinadores.
El gobierno de Trump aplicó una medida llamada de “averiguación de antecedentes mejorada”, bajo la cual se enviaba información a los funcionarios de inmigración, que arrestaban a algunos patrocinadores, por lo cual algunos temían ir a recoger a los niños ante la amenaza de la deportación.
Biden anuló esa medida, de modo que los funcionarios de inmigración esperan que se acelere el proceso.
Los funcionarios del gobierno actual argumentan que Biden heredó estos problemas de Trump, quien socavó y debilitó el sistema de inmigración.