La dictadura de Brasil intervino junto a Estados Unidos para derrocar al gobierno de Salvador Allende, dicen documentos de inteligencia desclasificados y publicados este miércoles 31 por el centro National Security Archive (NSA, el Archivo de Seguridad Nacional), que se encuentra en Washington. Según publicó Canal 13, hay textos de inteligencia de EE.UU., Chile y Brasil, que muestran el rol del régimen brasileño para afectar al gobierno de la Unidad Popular y apoyar el golpe de Estado de Augusto Pinochet.
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Entre estos documentos están el memorándum de una reunión, en diciembre de 1971, entre el Presidente de EE.UU., Richard Nixon, y su contraparte de la dictadura brasileña, el general Emílio Garrastazu Médici. La cita fue en la Casa Blanca. Médici lideró la junta brasileña de 1969 a 1974. Reunido con Nixon dijo que Allende iba a ser depuesto “por la misma razón que (el Presidente Joao) Goulart había sido derrocado en Brasil”. Goulart sufrió un golpe militar en 1964 y continuación vino una dictadura hasta 1985.
Según informó radio Biobío, en esta reunión y de acuerdo con los documentos desclasificados, Nixon señaló: “(…) es muy importante que Brasil y EE.UU. trabajen de cerca en este campo”. Ofreció “ayuda discreta” y dinero para operaciones clandestinas contra el gobierno de Allende.
Otro documento de la CIA citado por el NSA menciona una reunión entre oficiales brasileños, donde uno señala que “EE.UU. obviamente quiere que Brasil ‘haga el trabajo sucio’ en Sudamérica”.
¿Marioneta o titiritero?
El centro también citó el trabajo del investigador brasileño Roberto Simon, que en su libro “Brasil contra la democracia: dictadura, golpe en Chile y la Guerra Fría en Sudamérica” indagó sobre el tema. Según Simon, “Brasil dio un apoyo directo y un modelo para la dictadura de Pinochet” y la imagen del régimen militar de Brasilia como “‘marioneta de Washington’ completamente alineado con la superpotencia regional es un mito y relega a Brasil a un mero rol subsidiario en la región”.
Para Simon, “la dictadura brasileña tenía sus propias motivaciones, estratégicas, ideológicas, económicas y de otro tipo, para intervenir en Chile”.
Instigar una resurrección
Según publicó Biobío, Dentro de los documentos hay un cable “estrictamente confidencial”, enviado a Chile por el entonces embajador Raúl Rettig en 1971. Se llama “Ejército brasileño posiblemente realizando estudios sobre la introducción de guerrillas en Chile” y sostiene que esos militares evaluaban cómo instigar “una insurrección para derrocar al gobierno de Allende”.
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“El Ejército brasileño aparentemente envió a Chile a varios agentes secretos que habrían ingresado al país como turistas”, dice el mensaje de Rettig, “con la intención de recopilar más antecedentes sobre posibles regiones donde podría operar un movimiento guerrillero”.
Cita en la base aérea El Bosque
También aparece reunión del entonces embajador de EE.UU. en Chile, Edward Korry, con su par brasileño en Santiago, Cándido da Cámara Canto. En el encuentro compartieron estrategias para subvertir al gobierno socialista, el mismo día en que ganó las elecciones. “El informe del embajador Câmara Canto sobre la reunión fue considerado tan importante en Brasil que el canciller Mario Gibson Barboza lo resumió en un informe al presidente del régimen militar, general Emílio Garrastazu Médici”, señala el texto.
Hay más. Los militares brasileños tuvieron contactos con oficiales chilenos para organizar que los primeros viajaran “para discutir sobre la conspiración golpista”. Los brasileños, detallan los documentos, se reunieron con miembros de la FACh en la base El Bosque en agosto de 1973, días antes del golpe. Ahí transmitieron experiencias de las estrategias de 1964 para derrocar al Presidente Gulart.