En el Día Mundial de la Salud, la enfermera del Hospita Metropolitano, Natalia Troncoso, fue invitada a entregar su testimonio en el Palacio de La Moneda, sobre cómo ha vivido la pandemia en el país desde dentro…del mismo lugar donde muchos trabajadores de la salud han dado la batalla.
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Y sus palabras fueron emotivas, haciendo un claro llamado al autocuidado y a seguir las recomendaciones de la autoridad sanitaria.
«Cuando el Presidente me invitó a hacer este discurso pensé en cómo poder llegar a todos los chilenos. Al inicio de esta pandemia me encontraba haciendo turnos de urgencia en una clínica privada, decidiendo a quién de los paciente que estaban en la sala de espera le daba la última camilla de urgencia, era desesperante estar ahí y tomar ese tipo de decisiones», comenzó a relatar la profesional.
Relató que fue llamada para unirse a la UCI del Hospital Metropolitano y dijo de inmediato que sí a pesar de dejar un trabajo estable… «sentí que era el momento de crecer profesionalmente. Al principio no fue fácil al recibir pacientes covid, con miedo de contagiarme y a mi familia y con miedo de ser yo la que ocupara una cama o ser ventilada».
Su vocación
«Arriesgué mi vida por vocación y amor a mi patria, al igual que todos los que trabajamos en salud (…) me ha tocado ver familias llorar al despedirse de su ser amado que es mi paciente…», relata Troncoso.
«¿Se han preguntado que hay detrás de ese cansancio?, les contaré que yo como tantos otros he tenido que dejar a mis hijos de lado, sintiéndome impotente por no poder estar con ellos. Es triste llegar a la casa y que la mamá esté cansada para jugar o leer un cuento. Afortunadamente mi esposo es un diez y ha sabido hacer el teletrabajo y atender a mis niños».
«No somos superhéroes, muchas veces lloramos o queremos renunciar en el turno, muchos de nosotros ya no están, y no queremos jugar a ser Dios y decidir quién vive y quien no».
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«Pensarán que estoy loca para estar ahí y sí, estoy loca de amor por mis pacientes, para que ellos sobrevivan, no hay nada más satisfactorio que decirle ‘bienvenido a la vida’, ‘eres un guerrero’, ‘estas acá en el hospital y soy tu enfermera’, tomar su mano y con un apretón y mirada que me den las gracias», sostuvo.
«Cuando veo noticias de fiestas clandestinas, cuando manejo en trabajo en horario de toque de queda y veo gente como si nada, que no le importa sacarse la mascarilla, ¿de qué nos sirve que nos digan héroes y nos aplaudan si no se están cuidando? (…) les digo gracias, pero no queremos sus aplausos«, finalizó.