Pendientes de la crisis sanitaria, pero también de las consecuencias económicas que ha traído a la mayoría de la población en el mundo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) se mostró hoy favorable a que los países instauren un impuesto covid-19 temporal a las grandes empresas y personas con mayores ingresos para poder financiar la crisis provocada por la pandemia.
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En la última edición de su informe «Monitor Fiscal», el FMI planteó que ponerle una tasa adicional a las grandes riquezas le permitiría a los gobiernos de cada país hacer frente con mayores recursos a los gastos sanitarios, de educación y en redes de protección a los más desvalidos, que en estos dos años de pandemia han impactado en los fondos y capacidad de endeudamiento de los gobiernos para ir en ayuda de los ciudadanos.
«Para ayudar a satisfacer las necesidades de financiación realcionadas con la pandemia, los responsables de formular las políticas podrían considerar una contibución temporal de recuperación del covid-19, que grave a los ingresos más altos y la riqueza», indica el Fondo, que asegura que esta medida no es inusual, puesto que ya se aplicó en países como Alemania, cuando debió reunificar a las Alemanias Federal y Democrática (a inicios de los noventa), Australia (2011) y Japón (2013).
La propuesta tendría que ir acompañada, aclara el FMI, de una «mayor fiscalización a las empresas», en medio del debate instalado por el mismo Fondo respecto de la tributación internacional de las multinacionales.
«Un ejemplo de la fiscalidad futura debería ir de la mano con aumentar los impuestos a las personas acomodadas y empresas rentables que hayan sido menos afectadas por la pandemia, cerrando las lagunas en impuestos de sociedades de cada país», argumentó la búlgara Kristalina Georgieva, directora general del FMI.
Tal impuesto, explican los expertos, «debería recaudarse sobre el exceso de beneficios de las empresas que más recaudaron en este periodo por sobre el mínimo requerido por sus inversores». De este modo, señala el informe, se gravaría a «aquellas empresas que hayan prosperado durante la crisis, como algunas farmacéuticas o empresas altamente digitalizadas, sin afectar a otras con un margen de ganancias mínimas o pérdidas en el ejercicio de su contabilidad».