El 3 de noviembre del año pasado, una escolar de 13 años fue abordada por un desconocido cuando caminaba en la vía pública, en Londres. La menor fue llevada a un callejón donde fue raptada, violada y amenazada de muerte.
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Cuando el sueño abordó a la niña, otra menor vio el hecho y lo comentó a sus padres, quienes dieron aviso a la policía. Las investigaciones fueron rápidas y se dio con el paradero de Kadian Nelson, de 27 años.
Tan contundentes fueron las pruebas contra Nelson que al final el sujeto terminó confesando los delitos de violación, secuestro y amenazas de muerte, el lunes ante un tribunal.
Las autoridades británicas trasladaron de inmediato al pedófilo al penal de Wandsworth, al sur de la capital de Reino Unido.
30 minutos
Pero el sujeto apenas alcanzó a estar 30 minutos en el recinto penitenciario antes de que otro reo le diera la «bienvenida». Nelson fue brutalmente atacado recibiendo un profundo corte en una mejilla, que le desfiguró la cara.
«Fue un ataque brutal de un preso que había llegado en el mismo furgón. Todos sabían lo que había hecho. Fue claramente un objetivo», aseguró una fuente al diario The Sun.
Tal fue la gravedad del ataque, que el violar tuvo que ser atendido por un cirujano plástico, para someterse a una operación reconstructiva.