Rubén Soto Guerrero, uno de los dos formalizados por el crimen de Emilio Jara en Longaví, estaba preso en el centro semicerrado de Rancagua a fines del año pasado, cumpliendo condena por violar a un menor de 14. A Soto Guerrero, aparentemente, le molestaba que los guardias le recordaran eso. Tanto así que logró que el INDH presentara un recurso de amparo en su favor.
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Rubén Soto Guerrero y Gerald Repetto Soto fueron formalizados hoy martes 4 por el presunto delito de violación con homicidio de Emilio Jara (12), ocurrido en Longaví la semana pasada. Durante la audiencia de hoy las declaraciones de ambos sujetos fueron mantenidas en reserva debido a la crudeza de sus afirmaciones.
Según el amparo interpuesto el 3 de noviembre, a Soto le molestó que lo trataran de “gay” y “hueco”. Pero más aún que cuando él se acercó a otro adolescente y se les apareció un guardia que le dijo al adolescente que a Soto Guerrero lo tenían ahí justamente por violar a un joven. Para el condenado esa tipo de conductas era un trato vejatorio, según dice el documento del INDH.
Llegó en marzo de 2020
En la respuesta a este amparo, José Piazze, el director (s) del centro del Sename donde Soto Guerrero estaba detalla su situación. Ahí había llegado el 13 de marzo de 2020 a cumplir un año en régimen semicerrado y dos años de libertad asistida especial por la violación. Ahí se detalla que el muchacho presenta “desajustes conductuales importantes”, que han sido reiterados.
Durante el tiempo que estuvo en ese centro del Sename, lo ayudan a postular al Ingreso Familiar de Emergencia (IFE): recibió $100 mil. En el mismo informe que detalla este beneficio se revela otra situación: no se puede acercar a la casa de su abuela paterna en Codegua, debido a una medida de protección que fue decretada en contra de él. Eso generó un quiebre familiar irremontable.
El recurso de amparo fue rechazado por el Juzgado de Garantía de Rancagua.