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Caso Longaví: los tres niños que interactuaron con los sospechosos el mismo día de la muerte de Emilio

De acuerdo al relato de la Fiscalía, Gerald Repetto y Rubén Soto se habían encontrado con otros tres menores de edad que andaban jugando en el mismo sector donde fue hallado sin vida el pequeño Emilio.

Uno de los relatos que llamó la atención durante la audiencia de formalización de cargos en contra de los dos sospechosos por la muerte de Emilio Jara, fue el caso de tres menores de edad que el mismo día del crimen se encontraron e interactuaron con ambos imputados a orillas del río Liguay, en la comuna de Longaví.

Según los antecedentes expuestos por el fiscal Julio Contardo se trata de tres niños de 13, 16 y 17 años que ese mismo 29 de abril a eso de las 17:30 horas se dirigieron a un sitio eriazo con un rifle a postón con el objetivo de jugar alrededor de una hora.

De acuerdo a lo expuesto por el persecutor cuando estos tres menores iban «camino al lugar se topan con dos personas de sexo masculino, que estaban sentados en el lugar, al verlos, uno de ellos se le acerca, y le preguntan qué andan haciendo, qué iban a cazar, para dónde van, intentando según ellos, tener una conversación».

El relato del Ministerio Público indica que los imputados «invitan a fumar a los niños, pero éstos siguieron su camino, les pareció sospechoso. A uno de ellos le dio cierto temor, y continuaron por el lugar. Dos de ellos dan cuenta de que el individuo que se les aproximó era joven, delgado, de 18 años, con pelo frondoso, colorín con rulos».

Dicho encuentro, según el relato, «fue cinco minutos donde fue encontrada la víctima, al costado del río Liguay».

Posteriormente, el fiscal Contardo narra que ya en la noche, cuando los menores se enteran de que Emilio está desaparecido, comenzaron a sospechar de estos sujetos, entregando todos los antecedentes a sus familiares.

El círculo de las sospechas comienza a cerrarse cuando -según el relato del fiscal- «uno de los menores, al referirle a su hermana, las circunstancia de estos sujetos, la hermana se da cuenta de que sus características físicas -y que además andaban acompañado de una perrita poodle de color rosado- estos dos jóvenes son los que llegan a visitar regularmente a una amiga de ella».

Finalmente, el relato señala que «esta testigo, menor de edad, reconoce fotográficamente a los imputados», lo que permitó seguir con las diligencias y dar con el paradero de los que más tarde terminarían siendo los presuntos autores de la violación con homicidio del pequeño Emilio.

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