Con muestras de mucho dolor e indignación se realizó esta tarde en Maipú el funeral de los dos hermanos asesinados en su hogar de El Bosque.
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Los menores Catalina y Rubén -de 14 y 18 años, respectivamente- murieron acuchillados el domingo en una habitación de la casa que compartían con un guardia de seguridad que trabajaba junto a su madre.
El hombre, de nombre Fernando y 29 años, es el principal sospechoso del crimen y aún se encuentra prófugo de la polícía.
Último deseo de Rubén: con uniforme
Luego de una ceremonia evangélica en Quinta Normal, la familia acompañó el cortejo de los niños hasta el cementerio, donde se reunió un gran número de vecinos que pidió justicia para el o los responsables del macabro asesinato.
La madre de los niños, Claudia Ubilla, reiteró a TVN que al sospechoso «lo habíamos acogido en nuestro hogar, porque lo habíamos visto muy desvalido, vulnerable y es terrible que nos haya pagado de esta manera».
La mujer llamó al individuo a «emtregarse, porque él es un peligro para la sociedad».
Uno de los sueños de Rubén había sido convertirse en uniformado e, incluso, dio examen para ingresar al Ejército. Por ello, su madre aceptó que fuera sepultado con el uniforme de Carabineros, como un homenaje póstumo.
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Claudia agradeció a los vecinos por el apoyo recibido y a Carabineros: «Se han portado muy bien con nosotros. Mi niño quería ser uniformado y ellos se lo concedieron (…) Hemos tenido un resguardo que no todos tienen», recalcó la desconsolada madre.
En el cementerio, uno de los tíos de los menores expresó su indigación en medio del dolor y las lágrimas: «Yo voy a hacer justicia: mírenme bien la cara, porque yo voy a a hacer justicia», prometió sin disimular su rabia por el crimen.