Argentina está en medio de un encierro ante las peores cifras desde el comienzo de la pandemia, pero la gente no se detiene en su lucha por tener algo de normalidad.
PUBLICIDAD
Es el caso de la profesora de educación básica María de Luján, quien extraña a sus alumnos de la escuela Sylvestre Begnis y también está consciente de las necesidades educativas de los niños de su barrio.
Estos dos sentires hicieron que la docente dejara su encierro, pidiera prestado un pizarrón y se instalara en plena calle de su barrio La Guardia a dar clases, en Rosario, Argentina.
La profesora, antes de todo, se contactó con las madres y padres de los niños de su barrios y, a través de un grupo de WhatsApp que creó, definió las principales necesidades educativas de los pequeños, para definir las materias.
Más que clases virtuales
María de Luján sabe que la calle no es el aula adecuada, que los niños no tienen las comodidades básicas, pero también comprende con suma claridad que las clases virtuales no rinden lo necesario y que ningún virus puede detener la educación de los niños.
“Para mí no es nada raro, los chicos siempre venían a casa a tomar clases particulares. Incluso sus papás y mamás venían a clase cuando iban a la escuela”, aseguró la docente a medios locales.
Y explicó cómo preparó las clases: “Fui preguntando de qué grados eran los chicos del barrio y viendo cuáles eran las mayores dificultades”.
El covid golpea fuerte a Argentina, pero a esta profesora no la frena el virus.