Jeffrey Heim, de 25 años, tiene un hobby. Es algo exótico, pero a este muchacho, que ama la vida marina, le encanta bocear y buscar dientes de tiburón.
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Siguiendo su pasión, Heim llegó al río Myakka, en Florida. Y ahí empezó la búsqueda de las piezas que le apasionan.
Llevaba un par de días buceando en la zona y todo marchaba bien y sin grandes inconvenientes hasta que llegó el 30 de mayo: nadaba mirando fondo del río y sintió un golpe muy fuerte en la cabeza y un sacudón.
El ataque
“Me levanté para respirar y sentí como si me golpeara un bote que iba a 80 kilómetros por hora. Sentí como una hélice en la cabeza y me tiró hacia abajo», narró el joven a los medios locales.
Heim siguió con su relato: «Miro hacia arriba y el cocodrilo me está mirando a unos cuatro pies (1,2 metros) delante de mí».
El buzo narró que el animal «empezó a venir hacia mí. Yo había aprendido a lidiar con tiburones, donde la clave es no actuar como una presa, así que no quise moverte demasiado rápido. Y comencé a alejarme lentamente».
Tuvo suerte
Cuando logró salir del agua, testigos que vieron los ocurrido llamaron al 911 y los equipos de emergencia arribaron en minutos.
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El joven fue llevado a un centro de urgencia donde lograron salvarle la vida aunque su cráneo terminó con grandes cicatrices.
Según los médicos, dentro de la gravedad del hecho, Heim tuvo suerte, porque si el caimán hubiera mordido una extremidad, seguro la habría perdido, sin embargo, atacó la cabeza del joven, una zona muy dura.