Historia de pescador. De esas hay muchas. Empezando por “El Viejo y el Mar”, el libro que le dio a Ernest Hemingway el premio Pulitzer: su lucha contra los tiburones por traer una albacora a la costa. Pero lo que ocurrió en un pueblo costero de Massachusetts es algo casi bíblico.
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Según publicó Cape Cod Times, poco antes de las 8 de la mañana del viernes el buzo veterano Michael Packard entró al agua en su segunda inmersión del día. Su embarcación, el Ja’n J estaba frente a la playa de Herring Cove. Lo rodeaba una flota de botes. La temperatura del agua era agradable y la visibilidad adecuada.
Packard tiene 56 años. Los buzos comerciales de langostas con licencia literalmente arrancan langostas del fondo arenoso. Cuando él se zambulló vio bancos de lanzas de arena y rayas nadando. La cadena alimenticia del océano estaba en plena evidencia, pero cerca del fondo, Packard supo cómo se siente estar en esa cadena.
La versión del protagonista de esta historia de pescador: “De repente, sentí este gran empujón y lo siguiente que supe era que era completamente negro”, recordó el viernes por la tarde después de su alta del Hospital Cape Cod en Hyannis. “Podía sentir que me estaba moviendo y podía sentir a la ballena apretando los músculos de su boca”.
Una ballena jorobada lo había engullido. Resultó herido pero luego lo dieron de alta del hospital.
