Con el rechazo del movimiento LGBT+ húngaro, que se manifestó en la plaza Kossuth de Budapest, sede del parlamento de su país, fue aprobada este martes una ley contra la pedofilia que, entre sus polémicos artículos, prohíbe hablar de homosexualidad en los programas escolares y a menores de 18 años, por cualquier contenido que fomente el cambio de sexo.
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Según medios locales esta nueva normativa, impulsada por el primer ministro ultraderechista, Viktor Orbán, abrió una gran polémica en la nación húngara, donde los partidos opositores al gobierno han reclamado por lo que a su juicio es una normativa «homófoba» y «dañina», porque «equipara la homosexualidad con la pedofilia».
En el oficialismo argumentan que este proyecto de ley permitirá proteger a los menores de edad del país de delitos relacionados a la pedofilia, al ser marginadas las charlas sobre homosexualidad en los centros educativos y en la emisión de películas que incluyan temáticas respecto de ella.
La polémica ley de Orbán, explican los analistas políticos de Hungría, ha significado que tanto los partidos políticos de oposición como los de centro-derecha se hayan unido en sus críticas al proyecto y se planteen unificar una sola candidatura electoral para las elecciones de 2022 con el objetivo de sacar del poder al actual primer ministro.
«Quieren prohibir algo que no puede defender su verdad con argumentos y que no está justificado por la ciencia», señaló un activista de derechos humanos, Erik Robin Erdos, quien en la manifestación fue entrevistado por el diario húngaro Népszava, que en su nota respecto del tema aseguró que «se acerca una era oscura en la educación pública».