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Carmen Gloria Valladares, la abogada y sobrina nieta de Gabriela Mistral que hizo historia en la Convención

La secretaria relatora del Tricel aseguró que su rol fue secundario respecto del proceso histórico en que le tocó participar.

La abogada Carmen Gloria Valladares, funcionaria del Tribunal Calificador de Elecciones (Tricel) que actuó el pasado domingo 4 de julio como ministra de fe en la ceremonia de inauguración de la Convención Constitucional, se convirtió junto a la presidenta de los constituyentes, Elisa Loncon, es una de las grandes protagonistas de la histórica ceremonia del proceso que definirá la nueva carta fundamental chilena.

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En ese rol es que la abogada antofagastina que se desempeña como secretaria relatora del Tricel tuvo la misión de encabezar un proceso donde destacó por su templanza y su rol conciliador en los momentos más complejos de la jornada, los cuales CHV Noticias repasó en su noticiario central.

Con 35 años trabajando en el Tricel, Valladares fue la primera funcionaria que llegó a trabajar al tribunal, donde se ha desempeñado ininterrumpidamente en su labor de secretaria relatora, un cargo que le valió, según ella confiesa, participar de «una jornada histórica, notable, hermosa, alegre y solemne».

«Tuvimos dificultades en un inicio», reconoce Valladares, quien además es sobrina nieta de la Premio Nobel de literatura Gabriela Mistral, una herencia sanguínea que le da ese aplomo que acompañó a su tía abuela en su vida y que ella aplicó en los momentos más complejos de la constituyente, como por ejemplo, cuando no se quiso entonar el himno patrio a consecuencia de los desórdenes que se producían en las manifestaciones que a esa hora se daban en las afueras del exCongreso.

«En un inicio no tenía cómo saber que habían problemas fuera del Palacio del Congreso y después de saber que lo que sucedía en el exterior fue que decidí suspender, porque debíamos tener un país unido», explicó.

Con todos los inconvenientes de un inicio, la abogada nunca dudó en que el proceso iba a realizarse normalmente, como finalmente sucedió.

«Nunca dudé que el acto tenía que celebrarse ese 4 de julio. Nunca tuve esa duda y nunca se me pasó por la cabeza que se podía suspender», dice, al paso que afirma que «en mi rol, yo tenía una pauta que quería cumplir».

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Y es que para Valladares lo más relevante de todo, más allá de su figuración mediática, estaba en concretar el proceso de la Asamblea. «No pensé que podía tener una connotación de otra naturaleza, yo no era la protagonista, eran los convencionales, eran los millones de votos de los chilenos. Yo no adopté ninguna pose, porque yo soy así».

Respecto del tenso diálogo que mantuvo con Elsa Labraña, Valladares asegura que nunca estuvo en su cabeza el perder la calma.

«Es que quería escucharla. Si hubiese perdido la calma no la habría escuchado y cuando pude hacerlo supe lo que estaba sucediendo afuera, porque yo hasta ese momento no sabía qué sucedía. Y por supuesto que me preocupé, yo quería que todo el país estuviera de fiesta en este proceso», dice, al tiempo que reconoce que lo de ella es secundario en relación a la labor de los 155 constituyentes y de su presidenta, Elisa Loncon.

«Fue emocionante porque nosotros no estábamos acostumbrados a ser tan inclusivos. Me parece que Loncon es una mujer muy preparada y se que va a dirigir bien la convención, eso no lo dudo. Y en mi caso, no tengo ningún orgullo personal. Soy profundamente democrática y espero que esto sea bueno para todos, sin excepción para todos los compatriotas».

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