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Condena de 15 años de presidio para un sujeto que por venganza apuñaló en varias ocasiones a su pareja

Kevin Rivera atacó en 2019 a su víctima por considerar que ella “nunca lo quiso”. Pese a que sobrevivió a las heridas, la joven quedó con lesiones invalidantes.

Este martes el Primer Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Santiago condenó a la pena de 15 años de presidio efectivo a Kevin Juan Pablo Rivera Flores, acusado como autor de homicidio calificado en grado de frustrado en contra de su pareja, a quien intentó asesinar en la comuna de Pudahuel el pasado 17 de septiembre de 2019.

Junto a la condena carcelaria, el tribunal le agregó a Rivera Flores las penas accesorias legales de inhabilitación absoluta perpetua para cargos y oficios públicos y derechos políticos y la de inhabilitación absoluta para profesiones titulares mientras dure la condena.

En el relato de los hechos que derivaron en la pena contra el acusado se estableció que «más allá de toda duda razonable», Rivera Flores se contactó, vía WhatsApp, el pasado 16 de septiembre de 2019 con su pareja de 17 años para acordar reunirse ambos bajo la excusa de que realizaría un viaje fuera del país y que quería despedirse de ella.

«Quería despedirse y hacerle entrega de un regalo, por lo que la convence de juntarse con él, al día siguiente, en horas de la tarde».

Es por ello que el condenado logra reunirse con la víctima al día siguiente, entre las 20:30 horas y 21:30 horas, cuando llega al domicilio de la víctima en un vehículo negro. La sube al auto y posteriormente la traslada «hasta un lugar solitario ubicado en la intersección de Avenida Del Canal con calle Pedro Aretxabala. Al llegar al lugar, el acusado le solicitó a la víctima que descendiera del vehículo, por lo que ella, confiando en él, lo hizo y descendió».

Los hechos que endurecieron la condena contra Rivera

En ese momento, prosigue el relato de los hechos, Rivera Flores «le solicitó a la adolescente que cerrara los ojos para entregarle el supuesto regalo, momentos en los que sacó desde una mochila un arma cortante, tipo cuchillo, el cual traía oculto, y prevaliéndose de que la víctima se encontraba indefensa, en un lugar solitario y oscuro y a solas con él, con el ánimo de matarla, procedió a agredirla, por la espalda con esta arma, la cual comenzó a clavar en su cabeza, en su rostro, para luego continuar clavándola en su espalda, tórax, manos y diferentes partes del cuerpo, en múltiples oportunidades, mientras le decía ‘¡Me cagaste la vida, nunca me quisiste, te voy a matar!'».

Gracias a la intervención de un vecino del sector fue que la joven pudo salvarse de un desenlace fatal, ya que el sujeto le dio los primeros auxilios antes que sus familiares la trasladaran hasta un centro médico donde se constató la gravedad de las lesiones.

«La víctima resultó con múltiples heridas por arma blanca: shock hipovolémico hemorrágico, herida penetrante torácica, hemotórax izquierdo y neumomediastino, múltiples lesiones por arma blanca faciales suturadas, múltiples lesiones en manos, complicadas con lesión de tendones, flexores en ambas manos y lesión nerviosa en mano izquierda, lesiones que de no haber recibido asistencia inmediata, por parte de su vecino, de sus familiares que la trasladaron a un centro médico de urgencias, y de la atención médica recibida, le hubiesen ocasionado la muerte», explicaron en el tribunal, que consideró el daño permanente que tendrá la víctima en su vida futura para proveer la sentencia condenatoria de 15 años al acusado.

«A la fecha de la agresión la víctima cursaba 4° año de Enseñanza Media, asistía a un preuniversitario, realizaba actividades escolares, y tenía como proyecto estudiar la carrera de medicina. Sin embargo, las lesiones causadas en los dedos de ambas manos por la acción del filo del cuchillo que utilizó Rivera Flores para atacarla, en una acción defensiva de la adolescente y la energía utilizada por el agresor al momento de evitarla, causó secuelas permanentes en sus manos, conforme a la evidencia documental y pericial del juicio, y la imposibilidad de por vida de estudiar la profesión que deseaba, puesto que su ejercicio impone la precisión y trabajo, entre otras, con las manos». 

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