- Capellán UC. Twitter: @hugotagle
Lamentable la aprobación de legislar sobre la despenalización del aborto en tres causales. Ojalá que la decisión se revierta en la sala del Senado. Cualquiera sea la decisión final, debemos todos redoblar los esfuerzos por defender la vida. Se mostró gran indignación en relación al estado en que viven miles de niños en el Sename. Nos volcamos como un solo hombre en ayuda de la Teletón. Cuando se trata de defender la vida, nadie se resta. Que ésta no sea la ocasión.
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El punto es que ninguna mujer en Chile pueda decir que se vio forzada a abortar por encontrarse sola, abandonada, incomprendida. Ninguna mujer quiere abortar. Donde existe apoyo, por pequeño que sea, finalmente la mujer da a luz a su hijo, aunque éste tenga pocas posibilidades de sobrevivencia. Y en este punto hemos sido muy mezquinos. Los que somos «provida» debemos hacer un gran examen de conciencia y preguntarnos si las madres en Chile son realmente acompañadas tras el parto; si aquella que da a luz a un hijo con alguna enfermedad invalidante, realmente cuenta con la ayuda que se le prometió durante el embarazo.
Muchas cargan solas a sus hijos, deben pagar costosos tratamientos, viajar solas a centros de rehabilitación, clínicas u hogares. Debemos luchar para que todo niño nacido en un ambiente de gran estrechez económica y débil sustento social, logre doblar la mano al destino y derrotar la pobreza.
En efecto, la preocupación «por la vida» pareciera limitarse en Chile a los nueve meses del embarazo. Bueno es recordar que ella continúa después de nacido. Sólo así se derrota la tentación del aborto.
Chile tiene el vergonzoso récord de ser el país de la Ocde con el mayor porcentaje de niños viviendo bajo el umbral de la pobreza.
Y nos llenamos la boca con esto del «Chile moderno». Aún muchos lo pasan muy mal. La lucha contra el aborto pasa por un sí a la vida ya existente, un apoyo real a las madres, a los niños abandonados. Y así el fantasma del aborto desaparece.
Toda esta discusión e incluso la eventualidad de la despenalización deben transformarse en un acicate para redoblar esfuerzos en apoyo a las madres solas, adolescentes; a las que han sufrido una violación o están esperando un niño con pocas posibilidades de vida.
El «No al aborto» debe ser un «sí a la vida» concreto, que supone gastos, mayor inversión, mejor salud y educación, y, evidentemente, aumento de impuestos para pagar esos gastos aún no contemplados en esto de «cuidar la vida». Porque a punta de eslogan, frases rimbombantes de apoyo a la vida, no se paga atención médica, leche, pañales ni educación. Quedan sólo como cortinas de humo, juego de luces.
Una ayuda real, concreta y generosa con las madres que se encuentran en situación de riesgo será el mejor antídoto para espantar el fantasma del aborto y hacer de la despenalización letra muerta.
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