- Cocinero en trance. Twitter: @Psyfat
Me encuentro sentado en primera línea de observación. Apoyado en un pequeño ventanal logro ver nítidamente el impertinente mega edificio del Congreso Nacional ubicado en Valparaíso. Lo veo una y otra vez y no le encuentro ningún aporte, el derroche de mal gusto arquitectónico me sorprende, huele a corrupción y se percibe incompetencia desde sus cimientos. La ciudad patrimonial sufre con cada embate de la naturaleza, pero este predio es un cáncer que se expande por toda la nación.
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Los incendios forestales que atacan las zonas rurales del centro sur del país nuevamente dejan en evidencia la mala gestión de los poderes Ejecutivo y Legislativo que no saben reaccionar. Además de que el supuesto espíritu de servicio público tampoco se condice con los verdaderos intereses que defienden los políticos, seguro veremos pronto el anuncio de algún bono incendio.
El desastre para la industria vitivinícola en Santa Cruz es inconmensurable, la pérdida de miles de hectáreas de parras centenarias es irrecuperable, el tiempo es el mayor tesoro y no se puede tolerar; no es sólo la fruta, es el suelo, el agua, el medio ambiente, todo el entorno.
Mientras sigo observando la indecente y perturbadora torre que alberga a diputados y senadores llegan nuestros platos. Es que estamos almorzando en un restorán casi tan patrimonial como la ciudad, a lo menos histórico.
El “O’Higgins” es una casa que, como fuente inspiradora para quienes han perdido contra el fuego, también fue destruida por las llamas en la década pasada.
Pero volvió desde las cenizas y, por lo que me cuentan, realizaron un gran esfuerzo por mantener su calidez y personalidad.
El lugar goza de un primer piso donde unos pequeños comedores privados llaman mi atención. Sitios “a la antigua”, comenta mi amigo. Hay un saludable segundo piso y a la vuelta de la esquina, me dicen, tienen otro local, más moderno y con una carta un tanto diferente.
Pero éste es el original, el que nos recibe con la especialidad de la casa: un plato mixto que deja degustar lo más tierno de la chanchada nacional. Un poco de todo, costillar al horno que se parte con el tenedor, una chuleta a la plancha, prieta con nueces y un delicado trozo de arrollado a la chilena de la mejor factura. Todo esto apenas acompañado por unas papas doradas y un pocillo de arroz.
Otro plato que pedimos fue un chancho al vino tinto que denotaba una cocción lenta y en su enjundiosa salsa traía un intenso sabor. Si se puede cocinar así después de haber caído ante un incendio, entonces hay esperanzas para todos. Ese es mi deseo, por lo menos.
Coordenadas: “O’Higgins”, Victoria 2788, Valparaíso. Telefono +56 32 2210882.
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