- Periodista especializado en cine, programador de Sanfic y comentarista de Radio Zero.
En medio de la seguidilla de estrenos nominados al Oscar -esta semana también llega «Manchester junto al mar», nominada a seis estatuillas, incluyendo mejor película, director y actor-, se estrena «Talentos ocultos», una de las producciones que mejor han conectado con el público estadounidense en estas últimas semanas, y que se encuentra postulando a tres premios de la Academia de Hollywood, incluyendo mejor película, actriz secundaria y guión adaptado, escrito por el propio director del filme, Theodore Melfi.
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Este realizador, de quien hace casi justo dos años comentamos acá su ópera prima, «St. Vincent», destacándola por la buena actuación protagónica de Bill Murray, confirma en este segundo largometraje sus puntos débiles y fortalezas: en su paso a la pantalla grande, esta historia sencilla pero significativa, basada en personajes reales en momentos clave de la carrera espacial de Estados Unidos a principios de los años 60, cae en varios clichés y su puesta en escena es muy convencional y predecible, pero hay que reconocer que de todos modos funciona, entretiene e incluso puede conmover con sus buenas intenciones y reivindicaciones raciales y sociales, particularmente considerando el ambiente actual en ese país.
Y si bien es una exageración que esté nominada a mejor película, igual se luce por las convincentes y carismáticas actuaciones de su afiatado reparto, así como por su lograda ambientación de época.
En otro ámbito fílmico, el de las películas de realizadores de prestigio o que han tenido un paso elogiado por festivales de cine, vale la pena destacar un nuevo estreno, que se une a una suerte de tendencia en nuestra cartelera, cuando estos títulos sólo se exhiben en pocas salas, e incluso en sólo una: así ha sucedido en estas últimas semanas con dos de los filmes más aplaudidos del año pasado, «Elle» y «Toni Erdmann», que sólo se pueden ver en Cine Arte Normandie, y la argentina «El ciudadano ilustre», premiada en el Festival de Venecia, que sólo estará mostrándose en salas de Cinemark.
Ahora es el turno de «El nuevo nuevo testamento», cuarto largometraje del director belga Jaco Van Dormael, estrenado mundialmente en el Festival de Cannes 2015 y nominado el año pasado al Globo de Oro, que se estará exhibiendo exclusivamente en Centro Arte Alameda.
A partir de una premisa en verdad ingeniosa y provocadora -Dios vive en Bruselas, es un individuo huraño y desagradable, y su hija decide huir del hogar para encontrar nuevos apóstoles y de paso desordenando el orden humano al informar a cada persona cuánto tiempo de vida le queda-, el realizador atrapa al espectador con un relato entretenido, irreverente y dinámico, con una pertinente mirada a la sociedad contemporánea y generosas cuotas de humor ágil e inteligente.
Por el camino la historia pierde algo de frescura y se hace algo reiterativa, pero las buenas actuaciones del elenco y las constantes sorpresas del guión consiguen mantener el interés hasta el final, y de todas maneras es un tipo de cine que no abunda entre los estrenos habituales.
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