- Presidenta Fundación Tacal
¿Se han preguntado cómo es vivir con una discapacidad? Si tan sólo nos pusiéramos en los zapatos del otro podríamos conocer en primera persona qué se siente cuando te discriminan, qué se siente al buscar una escuela o un trabajo y qué se siente cuando te dicen que no calificas para un colegio o cargo, porque lo único que ven es la discapacidad y no las competencias.
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Esto lo observamos en todos los procesos que requieren inclusión. Ingresar a la escuela regular, es como si te estuvieran haciendo un favor. No tenemos una legislación que permita a las personas con discapacidad (PdC) escoger el establecimiento donde quieren estudiar, sólo donde los reciben.
¿Se dieron cuenta que la nueva Ley de Educación se llama ley de INCLUSIÓN escolar? ¿Saben ustedes cuáles son los únicos alumnos que pueden ser seleccionados? Bien… Adivinaron… Las personas con discapacidad!!! Los demás niños sólo tienen que postular y si hay vacantes ingresan al establecimiento. La discriminación está avalada por ley. Y es una ley aprobada recientemente.
Lo mismo ocurre cuando se busca empleo. No existen leyes que permitan que todas las personas, con y sin discapacidad, puedan incorporarse a un trabajo de acuerdo a sus competencias. Demás está decir que el Gobierno envió, hace ya varios meses, la Ley de Cuota que reserva el 1% de los cargos para PcD en empresas de más de 200 trabajadores. Pero nuestro parlamento, aún no la vota, la ha dejado en más de una oportunidad sin tener resultados positivos ¿Por qué la demora en discutir si es el 1 ó el 2%? Pasan los meses y las personas siguen sin tener empleo ¿Qué sacamos con que sea 2% si se van a demorar años en aprobarla? Mejor aprobar el 1% y avanzar para que más personas tengan posibilidades reales de ingresar a un empleo digno. Lo importante es el cambio cultural que vivirá la empresa y no el porcentaje.
¿Qué podemos hacer para cambiar esta realidad?
Sólo trabajar por un cambio cultural en nuestro país. Donde el punto sea la persona y no la discapacidad, para que podamos reconocer que la discapacidad no es una enfermedad, sino una condición. Si nuestras leyes permiten la discriminación, la segregación, debemos unirnos todos para trabajar por el cambio cultural tan necesario que requiere nuestro país.
Los invito a sumarse a esta tarea, no desde un punto de vista de la caridad, sino desde el derecho humano que tienen todos los chilenos a estudiar en igualdad de condiciones, a trabajar según las competencias que cada uno tenga, y si hay una discapacidad permanente que impide laborar, que el Estado pueda entregar una pensión digna que permita vivir, porque es importante destacar que todo chileno, independiente de su condición, debe ser acogido por nuestro Estado.
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