- Periodista, fundador de diariopyme.com y de la comunidad innovarock.cl. Twitter: @leomeyer
Todavía no terminaba enero de este año y violentos incendios se multiplicaron por todo el país devorando bosques, animales e incluso poblados completos, dejando a muchos compatriotas otra vez con las manos vacías y la mirada perdida -en esta ocasión-, entre el humo, las brasas y la desolación.
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Un duro golpe al turismo en un Chile que potencia la idea de ser destino “aventura” pero que debería agregarle el calificativo de “extrema”. Un recordatorio de que nuestra larga y angosta faja de tierra convive eternamente con diversos y constantes desastres naturales inevitables. Pero esta vez no fue el caso: los incendios son evitables y eso se logra con una cultura de prevención que parte por nosotros y que las autoridades deben promover de manera decidida y creciente en el tiempo. ¿Acaso difunden la Ley 20.564 para que todos los chilenos la podamos conocer y entender la labor de Bomberos?
Conversaba de este tema a la distancia con mi amiga Ania Salinas, actual magistrado auxiliar letrado de sala de la Corte Penal Internacional en La Haya, y coincidimos en varios puntos que ella expuso. Por ejemplo, que Chile necesita de un Cuerpo de Bomberos con similares recursos en todo el territorio: el fuego no hace diferencias entre mi comuna, la suya o el pueblo de Santa Olga.
Nuestros bomberos están muy comprometidos con Chile y realizan una impecable labor, pero el hermoso romanticismo del voluntariado no basta para un país con recurrentes desastres.
No puede ser que la discusión se quede eternamente analizando si los bomberos deben o no pagar peaje. “¿Hasta cuándo seguiremos con colectas, peñas y tarritos para costear guantes, escaleras y trajes adecuados?”, me comenta Ania por Facebook.
A lo que agrego, ¿cómo hacemos de Onemi y Conaf entidades tan eficientes ante una catástrofe como lo es Bomberos? ¿Cómo puede el Estado entregarles más recursos a los bomberos de un país que quiere ser desarrollado? Profundizamos nuestro subdesarrollo si seguimos dependiendo de la ayuda externa para hacer frente a cada crisis. Y más encima cuando “el Luchín” y SuperTanker nos quieren ayudar… ¡Nos ponemos orgullosos!
Nos vestimos de “destino mundial de turismo aventura”, de jaguares salvajes, pero ante cada catástrofe hoy estamos obligados a mostrar el alma de animal doméstico que recurre a la caridad. ¿Se puede cambiar eso? Claro: la innovación es un camino al desarrollo y las catástrofes naturales que visitan Chile deben ser atendidas desde la innovación. Basta del histórico “Chile ayuda a Chile”. Dejemos la solidaridad en manos de las organizaciones sociales, enfoquémonos en potenciar una cultura de prevención en los colegios y potenciemos al gran Cuerpo de Bomberos de Chile sin egos políticos. Actuemos a la altura de lo que nuestra geografía y geología nos exigen.
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