- Periodista especializado en cine, programador de Sanfic y comentarista de Radio Zero.
A veces los cinéfilos nos quejamos de lo escuálida que está la cartelera, y en otras ocasiones pasa lo que ocurre esta semana, cuando por simple casualidad coinciden los estrenos de lo más reciente de tres conocidos directores -curiosamente, los tres con apellidos con inicial S-, dos de ellos prestigiosos autores, y el tercero uno que gozó de mucha atención de crítica y público, pero en la última década ha perdido el apoyo masivo. Y si a eso le sumamos que también llega la estupenda «Aquarius», de Kleber Mendonça Filho, gran filme brasileño protagonizado por una espléndida Sonia Braga que figura entre lo mejor del año pasado, el panorama cinematográfico de estos días es particularmente inspirador.
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Abordando al fin un proyecto con el que soñaba desde hace casi tres décadas, en «Silencio» Martin Scorsese adapta la novela homónima del japonés Shusaku Endo y vuelve a algunos de los temas que lo han inquietado a lo largo de su filmografía, en particular la religión y la culpa, las crisis de fe y la posibilidad de redención, ahora en el contexto de la evangelización jesuita en el Japón del siglo XVII. Extensa y con una espléndida fotografía y ambientación de época, es la conclusión de una suerte de trilogía con «La última tentación de Cristo» y «Kundun», y a la vez uno de los trabajos más arriesgados del cineasta; no tanto en su primera parte más cautivadora en su forma, casi como un relato clásico de aventura, sino en la segunda, donde sorprende con una puesta en escena ascética y minimalista, que parece homenajear a los grandes maestros del cine asiático.
A su vez, más de una década después de la magistral «El arca rusa», el ruso Alexander Sokurov vuelve a entremezclar el arte y la historia en el marco de un museo, en este caso el legendario Louvre durante la ocupación nazi en París. Con una innegable riqueza visual, el resultado de “Francofonia” es nuevamente increíble, pero quizá aún más complejo y no será del gusto de todo el mundo, porque su mezcla de poético ensayo y documental con valiosas imágenes de archivo y recreaciones con actores, es tan atípica e inclasificable que para algunos será monótona y pretenciosa, mientras para otros profunda, fascinante e imperdible.
Y con un perfil mucho más comercial y masivo, pero no por eso menos meritorio, quien también regresa, y al fin en buena forma tras una serie de títulos olvidables, es el estadounidense M. Night Shyamalan, cuya carrera ha sido errática: de la revelación y los elogios con «El sexto sentido», «El protegido» y «Señales» a proyectos más irregulares como «La dama en el agua» y «El fin de los tiempos», o la indiferencia y escepticismo general frente a «El último maestro del aire» y «Después de la Tierra». En «Fragmentado», tal vez no llega al nivel de sus trabajos más reconocidos y se le pueden cuestionar algunos detalles, pero permite recuperar la confianza en su innegable talento: no sólo guía un notable despliegue actoral de James McAvoy como el perturbado protagonista, sino además retoma el buen pulso para el thriller y el cuidado en la puesta en escena. ¡Prometedor retorno!
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