Opinión

Brasil: la carne es débil

  1. Analista internacional

La corrupción a gran escala está a la orden del día en Brasil. Un escándalo tras otro. Entre los más sonados destaca el “mensalao”, que consistió en pagos a parlamentarios para que aprobaran las iniciativas del gobierno, luego el “lava jato” como llamaron a enormes negociados que drenaron recursos de Petrobras, la empresa petrolera estatal.

Después el pago de coimas a diestra y siniestra por parte de Odebrecht, la mayor empresa de ingeniería y construcciones. Ahora el país es sacudido por el caso “carne fraca”, carne débil, como la policía caratuló con cierto humor negro, sus dos años de investigaciones sobre los fraudes de la industria carnea.

Brasil es el mayor exportador mundial de carne bovina y de pollo. Es el tercer rubro más importante de sus despachos al exterior, con más de 12 mil millones de dólares.

Apenas la Policía Federal informó sobre su operación “carne fraca”, el gobierno intervino para bajar el perfil del escándalo. Señaló que de 11 mil empleados fiscales responsables de la vigilancia sanitaria sólo 33 estaban separados de sus cargos. Se les acusa de recibir coimas a cambio de hacer la vista gorda ante carne podrida, alteración de las fechas de vencimiento, empleo de elementos químicos como el ácido ascórbico para ocultar el mal olor y dar apariencias de frescura.

La policía señaló que las empresas podían elegir a los inspectores sanitarios. Con el afán de minimizar las cosas, las autoridades subrayaron que de más de cuatro mil compañías apenas 29 están acusadas de malas prácticas. Pero entre ellas figuran las dos mayores responsables de las exportaciones de reses y pollos. Los acusados, como es la norma, niegan haber cometido irregularidad alguna.

Los grandes fraudes suelen realizarse con la anuencia de ciertas autoridades públicas. En este caso la investigación policial revela que parte de las coimas iba a dar al poder político. Uno de los beneficiarios era el Partido Movimiento Democrático Brasileño, al cual pertenece el presidente Michel Temer.

El nerviosismo brasileño quedó de manifiesto cuando el ministro de Agricultura, Blairo Maggi, advirtió que su país tendría una «reacción fuerte» con Chile si el país frenaba la compra de carnes brasileñas. En un tono amenazante, afirmó que: “El comercio está hecho de codazos. Si tengo que tener una reacción más fuerte con Chile para proteger el mercado brasileño lo haré con total tranquilidad».

Es dudoso que le haya dicho lo mismo a China. Las agresivas palabras fueron respondidas por el ministro de Agricultura chileno, Carlos Furche, quien advirtió que “nosotros no vamos a actuar en función de amenazas, nosotros vamos a actuar en función de la información objetiva que recibamos”.

Brasil capeará está situación. Pero el hedor rondará por muchos años. A los británicos les ha tomado casi dos décadas recuperarse del escándalo de la vaca loca. Más grave aún es que la secuencia de escándalos, que en forma regular dejan al descubierto la colusión entre empresas y el mundo político, terminarán dañando la marca que realmente importa: Brasil.

Las opiniones expresadas aquí no son responsabilidad de Publimetro

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