- Comunicador multifacético, experto en marketing y redes sociales y emprendedor por naturaleza.
Uno de los problemas principales de un país sin filosofía como éste, donde cualquier gritón tiene razón de manera casi automática, es la posibilidad de quedar en manos de un inconsciente. Esos están a la orden del día: puede que haga negocios contigo sin que se lo pidas (y decirte que están pensando en tu bien) o un tipo te haga creer que todo está mal para su propio beneficio, con tal de hacerte sentir tal desconfianza que hasta tu vecino sea el enemigo mientras le mete la mano a tu bolsillo. A esos empezamos a mirar de inmediato, y cuando empieza a avanzar la campaña, que este año toma ribetes de espectáculo con animadores de televisión incluidos, todo puede suceder.
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Creo que deberíamos hacer un claro acuerdo entre todos camino a las presidenciales más sucias y extrañas de la historia. Más allá de quién nos guste, para no caer en la de cualquiera. Le pondría números al acuerdo para analizarles el discurso:
- No todo tiene una solución automática. Quien llegue tiene que proponer una ruta para recomponer las cosas. Las cosas que tienen que estar mejor porque los ciudadanos, de algún modo, estamos mejor que antes y más informados también. Tiene que ser transparente y jugada esa persona. Y si lo es, nos tiene que contar todo. Porque no nos vaya a pasar que algún pariente se mande un condoro y termine manchando. Ya sabemos cómo entendemos esa historia. Necesitamos que nos cuente sobre sus cachos, sus sueños y cómo piensa conversar con todos.
- No puedes ser infantil. No nos puedes hacer creer que vas a gobernar sólo “para el pueblo” ni tampoco para los empresarios. Eso es ridículo. Es conflictivamente tonto. Hay que darles una noticia a los que piensan que el siglo 21 no avanzó: ganó el capitalismo. Y te puede gustar o no, pero hay una buena cantidad de personas que llegaron a pensar, incluso, que esa es la única opción. Entonces, también tienes que convencerlos. Porque no gobiernas en una cámara de eco. Gobiernas potencialmente un país. Eso no significa ser tibio. El candidato ideal tiene que proponer cosas, pero tiene que saber comunicar: si no, le hacen el truco de tomarle la palabra y repetirla, como la retroexcavadora.
- Véndenos tu equipo. No existe gobierno que se maneje sólo con una persona. Demuestra que tu gente es proba y que será castigada si hace lo contrario. No puedes estar rodeado de gente que robe notebooks a ministros en el Congreso. No puedes tener a lo peor de la sociedad a tu cargo para nosotros.
- Sé honesto siempre: dinos que no te gusta para que cuando estés ahí, te lo cobremos si haces lo contrario. No nos confundas. No nos hagas tonto. No nos digas lo que queremos escuchar en un mundo donde cada vez hay menos salidas y parece que dependemos de otros. Piensa por nosotros, pero piensa con nosotros también.
En síntesis: no nos cagues. Perdona el francés. No lo hagas. Y si lo hiciste, no lo vuelvas a hacer. Porque la gente está enojada. Y mucho. Y esta vez el pase de factura puede acabar en cualquier cosa. No seas cualquiera.
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