- Periodista especializado en cine, programador de Sanfic y comentarista de Radio Zero.
A lo largo de una década, Sebastián Lelio ha demostrado ser uno de los cineastas chilenos más lúcidos y estimulantes de su generación, y los merecidos elogios que hace cuatro años obtuvo en las más diversas latitudes gracias a su inolvidable «Gloria» lo confirmaron como un talento ascendente a nivel internacional, algo que se repitió en febrero en el Festival de Berlín con el estreno mundial de su quinto largometraje: «Una mujer fantástica», por el cual él y Gonzalo Maza recibieron el Oso de Plata al Mejor Guión en la competencia oficial del certamen.
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La película es muy atractiva, atrapa desde el inicio por su ritmo, por las atmósferas que consigue desarrollar y por su acertado uso de heterogéneos espacios urbanos de Santiago. Y aunque la historia logra provocar interés, generando intriga y tensión cuando es necesario, le falta profundizar más en sus personajes y situaciones, no quedarse sólo en la cáscara y los arquetipos. Eso sí, se luce la banda sonora, tanto en el uso de canciones clásicas como «Time» de The Alan Parsons Project, como en la notable música incidental de Matthew Herbert.
En cuanto a la tan elogiada y comentada interpretación protagónica de Daniela Vega, no se puede negar que su rotunda, indomable y decidida performance es el motor de la película y no deja indiferente a nadie.
Ppero al igual como me ocurrió al verla hace dos años en «La visita», creo que aunque es casi indiscutible que tiene una fuerte personalidad y desplante, necesita desarrollar mayores matices expresivos.
A primera vista, lo más obvio sería identificar elementos en común entre este trabajo y la anterior película de Lelio, partiendo por otorgar el protagonismo a un personaje femenino intenso y llamativo, que se muestra auténtico incluso a pesar de vaivenes emocionales y circunstancias adversas, yendo más allá de las convenciones sociales. Pero las semejanzas y paralelos finalmente no son tantos, y si bien me parece que «Una mujer fantástica» no llega tan lejos en términos artísticos y argumentales como su antecesora, de todos modos por sus observaciones en torno al género y los prejuicios, el realizador vuelve a provocarnos e interpelarnos como espectadores, y en definitiva, como sociedad.
«Niña sombra»
El primer estreno del ciclo 2017 del programa Miradoc es este documental en el que María Teresa Larraín no sólo dirige, sino además es la protagonista, pues la película se centra en su proceso personal cuando comienza a asumir que se está quedando ciega, y «por desesperación» decide hacer esta película. El resultado es muy interesante y valioso, de partida por la propia personalidad de Larraín, fuerte, directa y firme; la valentía y sinceridad con que encara su problemática conforma un relato sensible, con toques poéticos, que afortunadamente no es manipulador ni abusa de su evidente emotividad (realzada por la bella música de Jorge Aliaga), pero de todos modos conmueve, además de ampliarse a otras realidades, como cuando comienza a relacionarse con los vendedores callejeros no videntes del centro de Santiago.
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