- Periodista especializado en cine, programador de Sanfic y comentarista de Radio Zero
Advertencia: mientras menos información previa tenga de «Huye», mejor y más la disfrutará, sobre todo considerando que el tráiler da demasiados indicios de cómo será y los giros que tomará su historia. Desde su estreno en el Festival de Sundance y su posterior debut comercial en salas, este primer largometraje como director y guionista del actor Jordan Peele se convirtió en una de las revelaciones del primer trimestre en el cine estadounidense, y tras verla queda claro que el éxito y los elogios son merecidos.
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En un principio podría parecer una nueva revisión de la clásica «Adivina quién viene a cenar» (que precisamente este año cumple medio siglo de su estreno), con una joven pareja interracial en la que el novio, un afroamericano, se prepara para conocer a los padres de su novia, una situación que puede ser muy complicada considerando que son blancos en la muy conservadora zona sureña de Alabama. Pero su inquietante y efectivo prólogo nos da el indicio de que esto no será ni una comedia romántica ni un melodrama con tintes de reivindicación racial, sino que se internará por los caminos del thriller e incluso el terror.
Y sin embargo, el argumento y la puesta en escena tampoco se conforman sólo con asustar y sorprender al espectador, sino además «Huye», con buen ritmo y eficaces actuaciones, desarrolla hábilmente una trama donde las observaciones sobre los estereotipos sociales y raciales bordean la sátira y la incorrección política, precisamente en un momento muy delicado para estos temas en Estados Unidos.
Que una película como ésta se permita algo así en el marco de una producción de género y con vocación comercial, es mérito indiscutido de su realizador, quien no sólo deja una buena impresión en lo temático, sino además en cómo logra desarrollar y mantener el suspenso e incluir en determinados momentos toques de humor negro. Por supuesto que hay algunos vuelcos y decisiones narrativas que ponen a prueba la credulidad del público, pero de todos modos el resultado final merece ser recomendado con entusiasmo.
«Blanca oscuridad»
A 12 años de la tragedia de Antuco, este documental de Juan Elgueta -distribuido a lo largo del país a través del programa Miradoc- opta por algunas decisiones formales que no convencen del todo, como los textos del relato enunciados por una voz en off, o las recreaciones con un actor representando las distintas etapas de la hipotermia. O tal vez la hermosa y muy efectiva música incidental de Sebastián Errázuriz -el mismo autor de la ópera «Viento blanco», que hace una década también abordó estos tristes hechos- podría haberse dosificado un poco más… Pero pese a esos detalles, hay que reconocer que es inevitable conmoverse con la película: los testimonios de dos soldados que lograron sobrevivir y vuelven a los lugares de los acontecimientos, así como una familia que tuvo que enfrentar la pérdida, no sólo consiguen la emoción del espectador, sino además transmiten la rabia e impotencia que provoca la descripción de las vicisitudes de ese fatídico día de mayo de 2005.
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