- Capellán UC. Twitter: @hugotagle
El domingo celebramos el Día de la Madre. Comienzo estas líneas con un gran ¡gracias mamás! por todo lo que hacen por sus hijos y familia. Soy testigo de la entrega generosa, abnegada, heroica, de muchas madres que se desvelan por sus hijos y familia.
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Gracias a las madres que cuidan a hijos enfermos, postrados, inválidos; los sacan adelante a punta de ñeque, tesón y, sobre todo, mucho amor. Sí. El secreto de esa gran entrega es un amor incondicional por los hijos, hasta dar la vida por ellos si fuese necesario.
El amor de una madre es lo más semejante al amor de Dios por nosotros. Así nos quiere Dios. Quizá más de uno no ha tenido una buena experiencia materna. Puede ser. Más de una mamá no supo expresar lo que llevaba en el corazón. ¿Debilidad, temor, alguna tranca de infancia? Un misterio cuando una madre no sabe expresar ese cariño por sus hijos. Pero todas amaron en algún minuto de sus vidas con una pasión inigualable a la creatura que llevaron en sus entrañas. Y siempre, sí, siempre, queda ese afecto enquistado en el corazón. Una madre lo es toda la vida. Hasta la muerte y más allá.
Pero no basta simplemente con agradecerles. Como país, debemos apoyar y estimular la maternidad. Ha bajado preocupantemente la tasa de natalidad.
Consecuencia de malas políticas públicas, en que no se ha apoyado bien la maternidad, lactancia y familia. Somos mezquinos como país. Y estamos pagando los costos de esa mezquindad.
¿Qué hacer para revertir esa curva decreciente de natalidad? Apoyar la maternidad, dar subsidios a las madres y familias, mejorar el apoyo a los tiempos de pre y postnatal. Prioridad nacional es el apoyo a la primera infancia y a sus madres. Es de sobra sabido que se deben invertir más recursos en los primeros años de vida. Lamento aquí que la atención se haya focalizado erradamente en la educación superior, siendo que el problema educacional lo tenemos en los primeros años de vida. A ver si atinamos y nos focalizamos en lo importante: los primeros años de vida y su entorno familiar. Y eso involucra un mayor apoyo a la maternidad.
Circula por las redes una reflexión del papa Francisco sobre la familia, que viene a cuenta para esta fiesta: «Familia es un grupo de personas llenas de defectos, que Dios reúne para que convivan con las diferencias y desarrollen la tolerancia, la benevolencia, la caridad, el perdón, el respeto, la gratitud, la paciencia, el derecho, el deber, los límites, en fin que aprendan a amar, haciendo por el otro lo que les gustaría que hicieran por sí mismos. Sin exigir de ellos la perfección».
Se nota cuando en una familia falta la madre. Y en Chile, mucho más, donde ella es la cabeza visible, el jefe de hogar, mánager, consultor, albañil y constructor. Todo a la vez. Celebremos bien a las madres en su día y todos los días. Más que regalos, lo que requieren muchas es cooperación, más comprensión, empatía, proactividad de quienes están en su entorno. ¡Feliz Día de la Madre! ¡Que la Santísima Virgen las acompañe y Dios las bendiga!
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