Opinión

Por el buen trato

  1. Capellán UC. Twitter: @hugotagle

Circula por las redes sociales una serie de videos de golpizas a choferes de buses, en estaciones de Metro y riñas callejeras en que no media motivo alguno. A esto se suma el cobarde ataque callejero a un precandidato presidencial, cosa bastante insólita, en un período en que justamente se quieren presentar las propuestas y debatir civilizadamente sobre ellas. Hay que decir aquí que habla bien del sistema el que, en forma unánime, se haya condenado el hecho y apostado por un debate civilizado de ideas y propuestas.

Si bien se trata de casos aislados, los niveles de violencia ambiental y maltratos han aumentado considerablemente. Todos hemos sido testigos de respuestas groseras en conversaciones de pasillo, estallidos destemplados ante la menor provocación o disgusto, ofensas gratuitas en cafés, restoranes y bares a los mozos o auxiliares.

Se ha deteriorado la convivencia ciudadana, qué duda cabe. Salimos a la calle y no nos sorprende que, ante un pequeño empujón involuntario, se responda con un garabato de grueso calibre.

Las palabras «perdón» y «gracias» han desaparecido de nuestro vocabulario. Quizá algunos piensan que será signo de debilidad el agradecer o reconocer un error. Al revés: es signo de fortaleza y nobleza el reconocer un buen gesto y, sobre todo, el reconocer un error, aunque sea involuntario.

¿Qué hacer para mejorar la convivencia? La regla de oro nos la da Jesús: «Por tanto, todo cuanto quieran que les hagan los hombres, háganlo también ustedes a ellos» (Mt 7,12). Tratar a los demás como nos gustaría que nos trataran a nosotros. Así de simple. Y así de complejo y exigente.

En efecto, «tratar bien» supone enaltecer, dignificar, buscar el bien del otro. Póngase el siguiente desafío: No terminar el día sin haber hecho algo bueno por otra persona. Revise al final del día las buenas obras realizadas y trate de revivir el padrón los días siguientes. Así, el hacer el bien, no le resultará pesado sino que un buen hábito como lavarse los dientes o tomar desayuno.

Realice también una buena autocrítica al final del día. A veces, caminamos por la vida y no nos damos cuenta de que hemos herido a otros, quizá sin buscarlo. Un buen examen de conciencia, revisando el día con serenidad, nos puede ayudar a revertir errores, dar disculpas si viene al caso y ¡a no repetirlos!

Cultivemos el buen trato, el ver lo bueno en los demás; que, a pesar de las diferencias, nos apreciemos y respetemos. La verdad no necesita gritos ni frases destempladas. Se impone por sí sola. No subamos la voz: mejoremos el argumento.

Y cultive una vida interior. Quien lleva a Dios en el corazón, quien conversa con Él, camina con calma, paz y serenidad por la vida. Mucha gente reza camino al trabajo, en el Metro, bus, en la calle. Hágalo usted también. Tendrá un mejor día.

Las opiniones expresadas aquí no son responsabilidad de Publimetro

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