- Presidente del Comitato Dante Alighieri de Santiago
En relación a la posibilidad de que la denominada Casa Italia de la calle Álvarez de Viña del Mar, situada en un terreno de 6.000 metros cuadrados deje de existir para facilitar el espacio que permita un nuevo proyecto inmobiliario en altura, en mi calidad de representante de los más de los 60.000 ítalo-chilenos que tienen doble ciudadanía italiana por sangre y chilena por haber nacido en esta amada tierra, sólo quisiera agregar alguna consideración personal a las tantas cosas que en estos días en radios y diarios circulan sobre el tema.
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Tanto la directiva de la Inmobiliaria a la cual pertenecen la casa y el mencionado terreno, como el Ministerio de Bienes Nacionales, tienen el derecho de una disputa legal para definir si la casa reúne los requisitos para efectivamente ser declarada monumento nacional y al parecer esta última posibilidad es real. Una decisión de esta naturaleza debe conjugar los derechos privados de los accionistas que desean maximizar el valor de las acciones que sus padres les dejaron o que han ido adquiriendo en el tiempo comprándole a otros; y la tuición y protección que ejercerá el Estado por medio del Consejo de Monumentos Nacionales.
Son decisiones que no pueden tomarse con apuro y bajo presiones como parece ser con el ya aprobado anteproyecto de construir en altura y multiplicar la rentabilidad del sitio una vez que la casa no exista.
La casa tiene sus buenos 100 años de vida y ha resistido terremotos y temblores. Su gusto estético y los amplios y acogedores salones anteriores fueron testigos de importantes momentos de las familias que la habitaron en sus orígenes, como a partir de los años 60, cuando un numeroso grupo de familias italianas de la región reunió el dinero para adquirirla como centro de actividades sociales y de acontecimientos de los grupos y asociaciones italianas e ítalo-chilenas de la región.
Esta casa acompaña de alguna manera la historia y la vida de la ciudad en la segunda mitad del siglo XX y más aún el desarrollo cultural y social de los italianos de la V Región. No olvidaré la sensación al entrar por primera vez de apreciar la solemnidad del sector destinado al Comitato Dante Alighieri para la difusión de la lengua italiana de Viña del Mar y Valparaíso con su rica y visible biblioteca y los muebles de estilo. Así también los ambientes que acogían el Consulado Honorario (actualmente tiene su sede en Valparaíso) de Italia, el único Consulado General de Italia que ha habido en Chile.
Un reconocimiento a la consistente colonia italiana presente en la región. Una arquitectura característica y de estilo, y los recuerdos de amores nacidos en las fiestas, a las notas de los valses y de las canciones italianas de los años 60 y 70. Pensar que esta casa llena de símbolo y con antejardines que se lucen en las diferentes estaciones pudiese terminar sus días bajo las retroexcavadoras entristece el corazón de muchos. Las protestas se han levantado a diferentes niveles con una prensa que en forma unánime se ha erigido en baluarte de su salvación. Esta situación debiera invitar al directorio de la inmobiliaria a una seria reflexión.
Sin duda, Viña del Mar, con su alcaldesa de origen italiano, que ha manifestado su parecer a favor del mantenimiento de la casa, dé un paso adelante y firme cuando los bienes trascienden lo personal de quienes los poseen y adquieren un sentido público. Esta es la tarea de las autoridades y es nuestro deseo que el camino anunciado sea el que prevalezca.
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