Opinión

La satyagraha de Gandhi y León Tolstoi

  1. Diletante

En unas semanas se cumplirán 70 años de la constitución de la República de India. Después de haber sido colonizada desde mediados del siglo XIX por el Reino Unido, un sólo hombre, Mahatma Gandhi, y la fuerza de un pueblo (medida paradojalmente por el poder de su debilidad), lograban darle vuelta la mano al Imperio mediante la satyagraha o la resistencia no violenta al mal.

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Revisionando el film “Gandhi” de Richard Attenborough noto el detalle dramático que gatilla toda la secuencia épica del héroe histórico. En la escena en que Mahatma es expulsado de un tren en Sudáfrica por ir en una clase prohibida para la gente de nacionalidad india, éste va estudiando el versículo 5:39 del Evangelio según San Mateo. Se trata del famoso pasaje en que Cristo enseña a sus discípulos: “Pero yo os digo: no resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra”.

Según León Tolstoi, esta enseñanza sería la quintaescencia de la doctrina cristiana y adicionalmente su elemento revolucionario: el mandamiento cristiano de la no resistencia al mal con la violencia. Pero se refiere a la aplicación de la doctrina no en un sentido alegórico, sino que concreto. Tolstoi hace un énfasis sistemático en este punto en su poco conocido libro “El reino de Dios está en vosotros” (1894).

En el texto, Tolstoi plantea la tesis de que desde los tiempos de Constantino y el papa Silvestre (s. IV) la enseñanza de la doctrina cristiana ha venido siendo corrompida, admitiendo y justificando hasta sus días, en tanto entidad vinculada al gobierno, las ejecuciones, las guerras y la violencia, valores contrarios a las enseñanzas de Cristo.

En un pasaje que inspiró a Tolstoi de la “Declaración de principios adoptados por los miembros de la sociedad fundada para la consecusión de la paz en el mundo” (Boston, 1938) los firmantes sentencian: “Mostraremos una total sumisión si se nos impone un castigo por insubordinación. Así como nuestra intención es soportar todos los ataques que recibamos sin ofrecer resistencia alguna también lo es combatir sin tregua el mal que reina en el mundo.” Casi proféticamente, esta dinámica se instalaría en la causa de Gandhi.

En efecto, Gandhi le seguía la pista al texto de Tolstoi. Después escribirá: “‘El reino de Dios está en vosotros’ me abrumó. Me marcó para para siempre. Comprender su pensamiento independiente, su profunda moralidad y la veracidad de este testimonio, hizo que todos los libros que me había dado Mr. Coates me resultaran insignificantes”. Más aún, Gandhi llegó a sentir gran admiración por el autor ruso y además sostuvieron una nutrida correspondencia en torno al tema de la no resistencia al mal.

A los pies del tren, en el suelo, Gandhi había comprendido la lección de Cristo. Había comprendido que el principio de ofrecer la otra mejilla era de aplicación literal, y que sería la fórmula pragmática para luchar por la igualdad de los derechos de los hombres, primero en Sudáfrica y después en India, logrando su independencia.

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