- Periodista especializado en cine, programador de Sanfic y comentarista de Radio Zero.
Revitalizando un género que en el pasado ha conocido títulos gloriosos, pero también a menudo fiascos que dan vergüenza ajena o abusan de los efectismos y golpes bajos, una de las tendencias más interesantes de los últimos años en el cine internacional han sido los nuevos filmes que abordan el terror de manera depurada, sin exceso de efectos especiales y prácticamente retornando a los miedos primigenios.
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Casi se está convirtiendo en una tradición que cada año llegue al menos una película que consiga entusiasmar no sólo a los fanáticos de este tipo de producciones, sino además a la crítica; así ha pasado con «Te sigue» y «La bruja», por mencionar ejemplos recientes, y este año con «Fragmentado» y «Huye». Y hoy llega a la cartelera otro exponente estadounidense que ha sido muy bien recibido por los expertos y el público: «Viene de noche».
El joven director Trey Edward Shults, quien hace dos años dio que hablar en el circuito independiente con su ópera prima, «Krisha» -no estrenada comercialmente en Chile, pero actualmente disponible en Netflix- aborda acá una historia que guarda similaridades con muchas otras que ya hemos visto: una familia que permanece refugiada en su hogar en medio de un bosque, intentando protegerse de lo que los acecha desde el exterior, en este caso una mortal enfermedad que aparentemente se ha convertido en una epidemia que en cualquier momento podría terminar con sus vidas. Su momentánea estabilidad se verá alterada por la llegada de un desconocido.
Y eso es todo lo que se puede adelantar. No tanto para evitar «spoilers» o arruinar giros o sorpresas de la trama, sino además porque el film no ofrece muchas respuestas y prefiere dejar unos cuantos nudos en el aire, ya que su prioridad parece ser generar inquietud y perturbar al espectador, más que ceñirse a una historia tradicional. Esa opción y el resultado final no dejará a todos contentos por igual, pero de todos modos tiene sus méritos: de manera directa, sencilla, sin abusar de la sangre y los sustos y con elogiable economía de recursos, «Viene de noche» sabe generar atmósferas, tiene un par de escenas en que desarrolla muy bien la tensión y la transmite al público, y al igual que los títulos ya mencionados, acierta en no centrarse sólo en el terror, sino también adentrarse en el drama familiar y en lo sicológico, en particular en la incierta barrera entre lo real y lo soñado.
De hecho, la apuesta de Shults no es todo lo terrorífica que uno podía esperar, por lo que en ese sentido no cumpliría con las expectativas de todos los fanáticos. Pero eso no disminuye sus logros, entre los cuales conviene agregar la sólida labor de su elenco, encabezado por el australiano Joel Edgerton (quien acá también oficia de productor ejecutivo), y la habilidad para provocarnos incertidumbre e inquietud con el ancestral temor a la oscuridad, a la amenaza de lo desconocido.
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