- Cocinero en trance. Twitter: @Psyfat
Casi por casualidad el hombre descubrió la hamburguesa y de la misma fortuna se hizo tan apetecida y presente en casi cada pueblo del mundo en innumerables versiones, tamaños y formas. Este aglutinado de carne picada entre dos partes de pan ha existido desde tiempos remotos, pero no es hasta mediados del siglo XIX que se populariza y se radica en algunas de las principales ciudades de la época, hasta que sólo a mediados del siglo XX su fama sería inigualable y conquistaría cada rincón del planeta de la mano de las más reconocidas cadenas de comida rápida.
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En la simpleza está el secreto de un gran producto, la calidad de la carne se conjuga con la búsqueda de un buen aporte de grasa para que textura y sabor se equilibren. Porque la hamburguesa es de carne, nada de huevos, verduras, pan ni otro adjunto que nos desvíe del foco central: esa molienda de vaca pura que si no se llamaría fricandela o albóndiga, por dar algún ejemplo.
Entonces, como el producto es popular, hay un ciento de negocios que lo ofrecen, de forma exclusiva o como parte de un variado número de preparaciones. Hay buenos y malos, hay ricos y malos, pero por suerte ayer me encontré con uno de los mejores: Burgs, enclavado en el patio interior del edificio Dos Caracoles, donde hoy conviven un variopinto número de restoranes representantes de diferentes tipos de cocina. Y la sanguchería de la cuadra sería ésta.
En el mismísimo local donde donde cerró La Superior, hoy abre este templo hamburguesero que, con mucha luz, recibe a los comensales en su comedor. Tiene también una capacidad notable afuera, pero la verdad es que para estos días fríos es medio difícil sentirse cómodo ahí.
La propuesta es clara, sin medias interpretaciones: según el cliente hay un par de formas de configurar el plato, pero en resumen hay una docena de hamburguesas de la casa bien surtidas en ingredientes. Apuestan por las papas en la versión “fast food” congelada y otra de corte casero con cáscara que está lejos mejor. Si te tientas, también hay una especie de chorrillanas que quedó al debe de probar.
Pero vamos a la sustancia del asunto, a lo que nos convoca: las burgers. Está la simple, la doble y la gigante, todas servidas en pan brioch que, al estar bien tostado, cruje y se siente bien. La carne bien al punto, con un tono rosado al interior que para mi gusto es el ideal. Me comí una funghi servida con mayonesa trufada, queso mozzarella, mix de hongos salteados, cebolla asada y hojas de mizuna, junto a una cerveza gringa de estilo IPA que hacía un gran maridaje.
Anteriormente probé la Mex, que lleva mayonesa de cilantro, mozzarella, guacamole, jalapeños y mayo de chipotle, una imperdible si te gusta el picante. Ambas han sido buenas experiencias, buenas terminaciones y un gran producto de principio hasta la última mascada.
Para quienes veneramos la iglesia sanguchera, Burgs, sin duda, se transformará en un ícono de la ciudad.
Coordenadas: Burgs, Av. Nueva de Lyon 105, local 6, Providencia. Teléfono +56 2 22329045.
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