- Cocinero en trance. Twitter: @psyfat
Los problemas limítrofes no existen cuando la gastronomía se vuelve un lugar común. La incorporación de un recetario nacional no encuentra barreras si al ciudadano del país vecino le van bien los sabores. Si hablamos de inmigración, sin lugar a dudas una de las comunidades más relevantes en términos numéricos es la de nuestros vecinos del norte. Del Perú han venido ya hace un par de décadas y hoy se encuentran mucho más arraigados a la sociedad chilena que cualquier otra oleada de foráneos.
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En un comienzo sólo les conocimos la cebolla morada por el ceviche, luego el camote, el suspiro limeño. Así fueron los peruanos encantando a los chilenos por el estómago, como un clásico romance donde nos rendimos a sus habilidades y nuevos sabores que con un toque de rocoto nos hicieron reflexionar tanto.
Luego vendría el lomo salteado, el arroz chaufa, hasta que llegaron los descendientes japoneses con su cocina nikkei, que también bastante éxito ha tenido. Pero faltaba algo más, algo que tradicionalmente a los chilenos nos llena de orgullo y llevamos tatuado en la piel y que los peruanos también exportaron: la sanguchería.
Hay una escuela sanguchera bajo el sol inca que en nada se parece a la nuestra. Hablamos de otros ingredientes, de otra sazón, de una perspectiva diferente al llevar los mejores sabores de la cocina tradicional del Perú a meterse entre dos panes.
Desde hace algunos años y en constante crecimiento tenemos en nuestro territorio un fiel representante de lo anteriormente expuesto: la sanguchería La Gloria, que hoy con calma y buen sabor está presente en tres estratégicos lugares de la ciudad, donde el público puede disfrutar de sus preparaciones, que no son muchas, pero están de chuparse los dedos.
Espero que sea una constante y no sólo un factor suerte porque he probado casi todos sus sánguches y siempre he recibido un producto de primera, con ingredientes en cantidad justa y gustillo pronunciado, que no se aleja de las expectativas de quien espera aromas y sabores con tradición.
Hoy la variedad de ocho sánguches luce con tres o cuatro tipos de pan (francés, ciabatta, brioche). Se engalanan con rellenos tan golosos y tan clásicos como el lomo salteado, el chicharrón de chancho y el pollo a la brasa, todos bien acompañados de infaltable cebolla morada, cilantro, camote con baños de abundante salsa carretillera, criolla o tártara. Se desprenden otros sánguches como el de plateada con queso, la hamburguesa de la casa y un muy destacable pan con pescado frito, para acompañar con papas fritas y nuevamente el camote presente. Y acompañados por Inca Kola o Cusqueña.
La Gloria es una pequeña embajada de sabores vecinos que encantan a nuestro pueblo. Viva el sánguche y viva el Perú, que hace pocos días celebró su independencia.
Coordenadas: La Gloria, Av. Providencia 1315, Providencia. Teléfono +56 2 22354031.
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